El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Diálogo Interamericano y la Fundación Annie E. Casey anunciaron este lunes la creación de un grupo especial que estudiará cómo aprovechar al máximo las remesas para potenciar el desarrollo.

Este grupo de trabajo sobre "Remesas y Desarrollo" estará integrado por 23 miembros de América Latina, el Caribe y EE.UU., representantes todos ellos de distintos ámbitos, como la política, el sector bancario o el académico.

"Infelizmente, las remesas son el síntoma del fallo de las estrategias de desarrollo", declaró hoy Donald Terry, gerente del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), un fondo autónomo gestionado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

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Terry explicó que "cuanto más conocemos de las remesas, más nos damos cuenta de que las desconocemos mucho" y por ello se creó este grupo que analizará nuevas opciones para enviar y usar los miles de millones de dólares que los inmigrantes latinoamericanos envían cada año a sus países de origen.

En total, el año pasado los inmigrantes de América Latina y el Caribe mandaron a sus familias, en su mayoría desde EE.UU., cerca de 50.000 millones de dólares, una cantidad que se espera que continuará creciendo en los próximos años.

Peter Hakim, el presidente de Diálogo Interamericano, un centro de estudios sobre Latinoamérica, presentó este nuevo proyecto en un acto celebrado en la sede de la organización en Washington.

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El objetivo, dijo, es averiguar cómo las remesas pueden contribuir al desarrollo nacional, al de los individuos que las reciben y al de las comunidades de inmigrantes asentadas en EE.UU.

Ha habido muchos avances en la gestión de las remesas, como la reducción de los costes de envío de este dinero, pero ahora, dijo Hakim, el concepto de remesa está estrechamente ligado al de desarrollo y hay que buscar las vías necesarias para que sus beneficiaros se conviertan en "ciudadanos financieros".

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Irene Lee, responsable de la Fundación Annie E. Casey, dedicada a ayudar a niños pobres en EE.UU., explicó que otro aspecto a tener en cuenta será la forma de proporcionar servicios financieros adecuados a la comunidad que envía remesas, y la posibilidad de que estas transacciones puedan serviles para tener un historial de crédito.

Junto con la creación del grupo especial de análisis, los dirigentes de estas organizaciones anunciaron también un proyecto independiente para elaborar una especie de ránking o lista de compañías que se dedican a gestionar remesas.

En esa lista se catalogará a más de 50 empresas en función de la calidad de sus servicios y su relación con los intermediarios financieros, entre otras variables.

Manuel Orozco, director del proyecto "Remesas y Desarrollo Rural" del Diálogo Interamericano, dijo que también se estudiarán otros aspectos del fenómeno, como puede ser el marco regulador de las empresas y los intermediarios que gestionan las remesas.

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El objetivo, afirmó, es lograr que las compañías sean más abiertas y actúen de acuerdo con un mecanismo transparente.

El año pasado el flujo de dinero enviado por inmigrantes latinoamericanos a sus respectivos países de origen fue de 45.000 millones de dólares y para alguno de ellos, como El Salvador, Nicaragua o Jamaica, los ingresos por remesas representan el 10% o más de su Producto Interior Bruto (PIB).

Según datos recogidos por el ente de estudios Bendixen & Associates para el BID, el año pasado México fue el destino de 16.613 millones de dólares en remesas; Brasil de 5.624 millones; Colombia de 3.857 millones; Guatemala de 2.681 millones; la República Dominicana de 2.438 millones; El Salvador de 2.548 millones, y Ecuador de 1.740 millones.

El estudio muestra que cerca del 61% de los inmigrantes latinoamericanos que viven en los EE.UU. envían regularmente dinero a sus países de origen.

Aunque la gran mayoría del dinero enviado se utiliza en gastos diarios como alquiler, alimentación y vestuario, en algunos países también se dedica a la inversión.