Considerado por muchos como el mejor novelista en lengua inglesa de la actualidad. La obra de Naipaul incluye 12 novelas y más de 15 libros de no ficción, que lo presentan como un escritor cosmopolita.

V.S. Naipaul sigue siendo, en su última novela Semillas    mágicas, el implacable escéptico de sus creaciones anteriores. Todas ellas con un trasfondo histórico que busca hacerlas aterrizar en una realidad posible y a la vez insufrible, las novelas de Naipul han ido desmontando algunos mitos contemporáneos.

En Semillas mágicas su más reciente novela, publicada en inglés en el 2004, les llegó el turno a los movimientos guerrilleros de nuestros días.

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Esta vez se trata de un grupo rebelde en los bosques de la India, con una cierta evocación de lo que han sido las guerrillas tamiles, pero que bien pueden encarnar en otros tantos grupos como el propio Sendero Luminoso en América Latina.

El personaje sigue siendo el de algunas de sus obras anteriores: Willie Chandran, una figura llevada por los vientos de un destino que no lo escogió él y que lo traslada de Berlín a un hotel de los bajos mundos “con retrete en el que hay que acuclillarse y el cubo para bañarse” en un pueblo sagrado de la India devastado por las sucesivas invasiones extranjeras; y desde el hotel, a un bosque a días de viaje, donde Willie perdió todo rastro de donde se encontraba, y en el que su memoria se redujo a recordar el número de camas en las que había dormido.

Lo que va a ocurrir en los años siguientes será la desoladora descripción de una guerrilla que hace rato que perdió su contenido político y se convirtió en una forma violenta de sobrevivencia, en medio de la complicidad, la indiferencia y el silencio de unos aldeanos que un día los reciben en sus chozas y otros los traicionan. Una larga espera por la revolución que acabará justificándose en mensajes mesiánicos sustentados en utopías remotas:

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“Tenemos que olvidarnos de la idea de cambiar a todo el mundo. Para muchos ya es demasiado tarde. Tenemos que esperar a que se extinga esta generación. Esta generación y la siguiente. Tenemos que hacer planes para la que venga después”, proclama el líder de la columna guerrillera de Chandran, antes de lanzarse en forma suicida contra una patrulla policial.

Y mientras repasan la utopía, todos alimentan en el rescoldo de su pensamiento, la idea de desertar. Al fin y al cabo, gran parte de los guerrilleros pintados por Naipaul son desertores de las universidades, de las familias, desertores de las ciudades, desertores de sus propias vidas.

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Pero Naipaul no sólo es implacable con la idea de la revolución. Lo es también con el reino liberal y capitalista, Londres, donde se tejen otras corruptelas, otros vicios, desde las especulaciones financieras o inmobiliarias hasta las devastadoras infidelidades de pareja entre las que vive y de las que participa Willie Chandran con la misma indolencia  y lejanía con la que participa en las guerrillas de la India.

En síntesis, Willie es la imagen de un hombre contemporáneo a  quien nadie le pide que se fragüe un destino por su propia cuenta. Sin embargo de ese destino que se le impone, algo ocurre en el pensamiento de Chandran: utilizando una versión muy personal del monólogo interior, Naipaul va subrayando la huella que deja en la conciencia del personaje la mirada de los aldeanos “síntesis de las desdichas de este país”, los días y las noches en prisión, los actos de amor cometidos con la esposa de su mayor amigo, actos a los que llega impulsado por la indiferencia y el destino.

Naipaul, que nació en Trinidad y Tobago en 1932 en el seno de una familia hindú, no quiere reconocerse sino como un escritor que escribe en inglés, reacio a la curiosidad de los periodistas que acaban atendidos por su esposa.

Obtuvo el Premio Nobel en el año 2001. Sus relatos le han llevado a distintos rincones del mundo, incluida la América del Sur de los tiempos de las guerras de independencia, retratados en una de sus primeras obras, La pérdida del dorado (1969).

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Hijo de un periodista y escritor, Naipaul se trasladó  a los 18 años a Inglaterra, y desde entonces ha dado las espaldas a su origen a causa de la miseria de Trinidad, pero tampoco quiere saber nada de sus raíces indias y finalmente, vive “recluido” en Inglaterra, con cuyas tradiciones nada quiere saber.

Ha viajado constantemente entre Asia, África y América, y prefiere considerarse un escritor sin una patria determinada.

Tal vez allí, en el secreto deseo de sentirse exiliados, casi apátridas, se encuentran cara a cara el escritor y el personaje de Semillas mágicas.

Una casa para Mr. Biswas (1961), novela en la que el protagonista es un trasunto del padre de Naipaul, le valió el reconocimiento literario mundial. Otros libros suyos se han vertido también al español: El sanador místico, Un camino en el mundo, Los simuladores, India (1998), Media vida y Miguel Street.