En el segundo programa del nuevo ciclo de ‘Este lunes’ se intentaba explorar ‘El poder de la radio’. El tema apasionante, el tratamiento incierto. Un panel inmenso: toda una multitud en el que llegué a contar doce panelistas, personajes e ilustres desconocidos de la radio quiteña.

El error de ‘Este lunes’ fue que en un sentido la muestra fue heterogénea hasta el absurdo, pero en otra dimensión fue excluyente: imperdonable que se haya intentado reflejar la realidad de la radio “ecuatoriana” sin radialistas de Guayaquil y Cuenca.

¿La heterogeneidad de los personajes permitió retratar con fidelidad lo que sucede en el dial? La respuesta es no. Una razón: el programa no tuvo una agenda temática clara y cada uno de los personajes se disparó por donde pudo (descontando las dos chicas figurantes del extremo izquierdo, que no abrieron la boca).

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En la primera parte, las críticas sobre la excesiva informalidad y la palabrería vacía de cierta radio apuntaron al personaje que en ese momento estuvo al lado de Jorge Ortiz, El Pato Borja. El famoso DJ, acusó el golpe y procedió de la peor forma: a la defensiva y sin una línea de argumentación muy clara, de tal forma que lo único nítido en su intervención fue: “mi aporte es haber llevado la risa a la radio”.

A estas alturas, era claro que el programa carecía de brújula. Si la discusión se ordenaba en la discusión de los formatos radiofónicos, hubiera sido otro cantar: El mismo Borja es quien ha impuesto diversas escuelas en el formato DJ. Basta recorrer el dial quiteño para percatarse que todo aspirante a locutor “quiere ser el Pato Borja”; práctica nefasta que ha empobrecido hasta el horror la producción radiofónica.

¿Los micrófonos aguantan todo?
Sin formatos para discutir, sin agenda, con personajes que iban de extremo a extremo; ‘Este lunes’ fue caótico. Nelson Maldonado subió a la mesa de Ortiz para plantear en el fondo que “el éxito soy yo” y terminar con toda una oda a la sensibilidad y a la mesura: el chiste de la pose “caldo de patas”… ¿Alguien duda de los excesos radiales?

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Luego, la locutora Nebraska Chiriboga hacía muecas a la cámara, mientras que Rodrigo Padilla de ‘La Kombi’ actuaba como el más irresponsable de los políticos, lanzando graves denuncias y lodo con ventilador (entre risas) al hablar de que en la radio se cobra a los artistas nacionales (en metálico o por conciertos) para pasar su música. No obstante, Padilla no concretó nada, no dio nombres ni pudo citar un solo caso… Si el aprendiz de denunciante leyera la prensa, sabría que de la “payola” radiofónica se han descubierto casos muy concretos; lo cual no involucra a la “radio”, como un genérico.

Los remansos en el desorden fueron pocos: los dos reportajes que definieron con más precisión la historia y desarrollo de la radio. Luego, cuando Diego Oquendo Sánchez trató de llevar la discusión a lo más conceptual y finalmente cuando Ramiro Diez propuso al acto de contar historias como la principal función de los medios de comunicación, sean impresos, audiovisuales o radiofónicos.

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La radio no pudo ser fotografiada por ‘Este lunes’ y menos aún se pudo plantear los retos que plantean los restos tecnológicos que significan la radio digital o la radio personal (los podcast) que en poco tiempo puede dar un vuelco total a este medio…. Aquel tema –‘El poder de la radio’– está intacto. ¿Quién quiere discutirlo en serio?