Vía internet he leído el artículo ‘¡Cuidado con su bolsillo!’, de su editor de Opinión, Emilio Palacio. ¡Qué fácil resulta, señor Director, criticar desde una cómoda oficina sin reparar en los avatares de la profunda crisis que, en todos los órdenes, aflige al país.

El articulista pretende criticar –inclusive tildándolo de criminal– el Proyecto de Ley para la Rehabilitación de la Producción, de mi autoría, y que se debate en el Congreso Nacional.

Tendencioso como de costumbre, el articulista asevera que “los diputados están fabricando en secreto” la Ley para la Rehabilitación de la Producción Nacional. En ningún Congreso hay secretos ya que los proyectos se debaten públicamente. En este caso, hace casi un año, propuse este proyecto al trámite constitucional. En plena vorágine política, cuando la institucionalidad democrática del Ecuador empezaba a ser demolida por Lucio Gutiérrez y sus secuaces, yo presentaba este aporte para lograr una reactivación productiva efectiva y no retórica, racionalizando la distorsionada estructura de las tasas de interés, para impedir que la Banca ecuatoriana mantenga esterilizados fuera del país ingentes capitales que podrían ayudar a la tan anhelada reactivación del crédito productivo. Le pregunto al señor Palacio, ¿cómo queremos progresar si no aumentamos la producción? ¿Cómo podemos enfrentar la crisis si no bajamos la tasa de interés?

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Este no es un proyecto de Ley hecho al apuro. Me tomó mucho tiempo estructurarlo. Lo presenté con una exposición de motivos de catorce páginas, seria y debidamente fundamentadas. Y su texto consta de once considerandos con diez artículos y cuatro disposiciones transitorias. Y a pesar de tanto agorero del desastre y de tanto pesimista que pulule en el país, yo soy optimista por naturaleza, porque creo que el Ecuador es un país de recursos y grandes oportunidades. Si mi proyecto de ley puede ser mejorado, enhorabuena, pero no acepto que se lo pretenda descalificar, satanizando su contenido.

De la simple lectura del artículo se colige que Emilio Palacio no entiende lo que significa, representa y encarna la economía social de mercado, que no es, como él cree, un sistema libertino que protege las frecuentes arbitrariedades de la Banca. El sistema social de mercado comporta libertad para emprender, pero no le impide al Estado ejercer su capacidad regulatoria para expedir, en cualquier tiempo, normas que evitan abusos y que establezcan sistemas de control para transparentar las operaciones crediticias, regulando de manera razonable la relación entre tasas activas y pasivas. Al contrario de lo que piensa Palacio, el proyecto de ley estimulará el ahorro interno para canalizarlo hacia actividades productivas y no especulativas, como parece haberse hecho costumbre en gran parte del sistema financiero, hoy día caracterizado por ser perezoso y facilista, que privilegia el crédito de consumo a expensas del crédito para la producción.

Mi proyecto promoverá una distribución equitativa de la riqueza, y no tiene nada que ver con la Ley Bancaria y con la Ley de la AGD, con las que malévolamente lo quiere relacionar el articulista de marras, que más parece un faraute de los banqueros que articulista de un medio de opinión serio que debería impedirle que siga escribiendo banalidades, en especial en temas como este, de incuestionable importancia y trascendencia para el pueblo.

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Lamento, señor Director, molestar su atención, pero aún en medio de mis chequeos médicos debo responder las afirmaciones mendaces de este gratuito detractor, con la frontalidad que me caracteriza.

Ing. León Febres-Cordero Ribadeneyra
Jefe del Bloque Legislativo, PSC
Miami, EE.UU.