Los rostros de quienes estaban en la nave que naufragó en aguas colombianas en la madrugada del pasado 13 de agosto, no se borran de la mente de Milton René Pucha Sánchez, sobreviviente de la tragedia.

“Ha pasado un mes y aún recuerdo la desesperación que sentimos cuando el agua llegó a la bodega y no podíamos escapar, no sé cómo estoy vivo, solo agradezco a Dios esta nueva oportunidad”, expresó Pucha entrecortadamente.

Este joven de 20 años de edad, oriundo de Santa Isabel y padre de una pequeña niña de 2 años, aún recibe tratamiento médico para liberar de agua su pulmón derecho, a consecuencia de haber tragado agua de mar.

Publicidad

Su hermana mayor, Norma Pucha, asegura que la situación económica de la familia empeoró, pero mantienen la esperanza en la recuperación de Milton, pues ninguno de los miembros intentará emigrar.

La condición de las familias de los desaparecidos se complica en lo económico, psicológico y afectivo, dice Guillermo Brito, coordinador del Comité de Familiares.

“Cuando venimos a Cuenca, dialogamos entre nosotros, nos damos ánimos para superar el problema, pero cuando regresamos a nuestras casas la tristeza nos invade, pues todo lo que hay allí nos recuerda a los que se fueron”, manifestó.

Publicidad

Fernando Villavicencio, coordinador del equipo de psicoterapeutas que atiende a las familias, acotó que su situación afectiva se enfrenta a una serie de problemas presentes desde antes del naufragio “heridas” que se cerrarán tras un proceso de sanación.

La realidad de cada familia es diferente, pero la situación económica es el factor común. En el caso de José Zhunio, oriundo de Sígsig, los pocos recursos económicos de la familia van de la mano de los sentimientos y ninguna de estas circunstancias los dejan dormir en paz, dijo el jefe de familia.

Publicidad

Zhunio regresó al Ecuador el pasado 20 de agosto, tras ocho años en EE.UU, al conocer que su primogénito, Ángel Geovanny, de 16 años, desapareció en el naufragio.

“Aquí me quedo, debo ayudar a mi esposa y a mis dos hijas de 14 y 9 años”, indicó, mientras las lágrimas rodaban por su mejilla.

Zhunio no sabe en qué trabajará. Solo tiene unas pequeñas parcelas y algo de ganado, además de un pequeño capital. Igual realidad viven 56 familias registradas en Movilidad Humana de la Pastoral Social, Gobernación y Defensoría del Pueblo, entidades que junto a la Comisión de Migración del Concejo Cantonal canalizarán lo recaudado en la radiomaratón y otras ofertas de ayuda, aunque se adelantó que no recibirán dinero en efectivo.