Si bien en las horas previas al huracán los periodistas de las cadenas televisivas estadounidenses competían para ver quién resistía más frente a los vientos huracanados, en las horas posteriores a la tragedia y en el momento en que se rompieron los diques de Nueva Orleans, la televisión ha resultado clave para dar a conocer la magnitud de la tragedia y la inacción primaria de las autoridades para socorrer a las víctimas.

Esas imágenes de miles de personas, en su mayoría de raza negra, vagando desorientados con el agua hasta el cuello y buscando algo de comida son las que han puesto en la picota a la administración de George W. Bush. Por eso, la prensa ha respondido con indignación a las pretensiones de censura de la Administración al prohibir que se muestren imágenes de los cadáveres en la zona del desastre.

Según el portal especializado “El periodista digital”, “ojos que no ven, corazón que no siente, y presidente que se libra del aluvión de críticas sobre la mala gestión de la catástrofe. Pero la prensa cada vez aguanta menos”.

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Y añade: “Ya son de sobra conocidas las tretas por entorpecer el trabajo periodístico en Nueva Orleans, y cada vez son más los periodistas que escriben sobre ello. Ahora es la agencia Reuters la que cuenta cómo la FEMA (la Agencia Federal de Manejo de Emergencias) se negó a llevar periodistas en las ‘zodiacs’ en las que recorren la ciudad en busca de víctimas argumentando que necesitaban espacio libre en las lanchas. Además, les pidió que no tomaran instantáneas de los muertos”.

En tanto el periodista José de Haro, de la agencia de noticias estadounidense (en español) Iblnews, cuenta que “para los medios de comunicación, el poder reflejar esa realidad y poder recoger de primera mano los testimonios de los afectados no ha sido tarea fácil, ya que tras el impacto de llegada de los primeros miles de evacuados, las autoridades limitaron y estructuraron concienzudamente qué debía o que no debía aparecer en los Media. Mi sorpresa llegó cuando al llegar a la zona de prensa del Reliant Park Centre se me puso una pulsera que me acreditaba como periodista pero que me limitaba enormemente el acceso a cualquier área en la que se encontrasen los afectados”.

Los medios han reaccionado ante la pretensión de censura y el sábado por la tarde, CNN anunciaba que obtuvo una orden judicial que permite a sus periodistas cubrir la operación de retiro de los cuerpos de las víctimas del huracán Katrina.

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Pero el papel de la TV estadounidense no solo ha sido mostrar la tragedia. El viernes último se transmitió un maratón benéfico, “Refugio de la tormenta: Concierto en ayuda del Golfo”,  para animar a la gente a realizar sus donaciones económicas a los afectados.

El maratón duró solo una hora, pero se transmitió por todas las cadenas importantes de los EE.UU. (aquí se la vio por cable).

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Fue un espectáculo televisivo sin altibajos ni desatinos de ningún tipo. Participaron entre otros,  Jack Nicholson, Benicio del Toro, Jennifer Aniston, Julia Roberts y Bruce Willis. En el apartado musical participaron el gran Neil Young, Paul Simon y U2.

No ha sido el único caso de solidaridad televisiva reciente. Aquí en casa, el jueves Telerama transmitió en vivo y en directo, de 09:00 a 18:00, “La Maratón Solidaria”, que realizó conjuntamente con el Municipio de Cuenca a beneficio de los familiares de los emigrantes que naufragaron el 13 de agosto pasado.

Obviamente, como espectáculo televisivo no puede ser comparado con lo de EE.UU., pero lo importante es que cumplió de sobra sus objetivos y recaudó (según las cifras proporcionadas por el canal) USD $ 43.859.