Perdonar a todos, perdonar siempre y perdonar todo

1.- El mensaje de la Palabra de Dios
La parábola describe las relaciones del hombre con Dios y de los hombres entre sí.

El perdón es condicionado: si no somos capaces de perdonar a los hermanos tampoco nosotros seremos perdonados.

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El perdón que damos ha de ser ilimitado, pues Dios nos ha perdonado la deuda incalculable que teníamos con él.

Quien ha experimentado la misericordia del Padre, al ser perdonado, no puede regatear  el perdón que debe dar al hermano.

2.- ¿Qué compromiso nos pide el Señor?
Aprender a perdonar y a pedir perdón, para que el Padre nos perdone a nosotros.
Queremos que nos perdonen todo, que todos nos perdonen, y que nos perdonen siempre; pero nos cuesta mucho perdonar.

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En nuestro medio, el perdón tiene un vocabulario típico  que no es cristiano: “Yo perdono, pero no olvido”, “éste me las pagará”, “ésta se la perdono, pero otra”...

Según el Evangelio de hoy debemos perdonar a los demás, simplemente, porque el Padre nos perdonó primero, y porque seremos medidos con la misma medida con la que midamos a los demás.

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Perdonar es una decisión mental que elimina la idea del odio y de la venganza.

Perdonar es reintegrar al otro en nuestra oración y en nuestra amistad, para que nuestros sentimientos heridos se vayan serenando hasta llegar a perdonar y olvidar.

Toda ofensa es una injusticia contra nosotros. El que nos ofende debe reconocer esa injusticia y pedir disculpas para poder perdonarle. Si no lo hace debemos exigirlo.

Tendrán que tratarnos como personas, para que nosotros hagamos lo mismo.

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3.- ¿Cuál es mi respuesta, hoy?
Adoptar como norma de vida el pedir disculpas, lo antes posible, al darme cuenta de que he ofendido a alguien.

Perdonar siempre y perdonar todo al que me pida disculpas.
Exigir o ayudar a las personas que me han ofendido a que reconozcan la injusticia que han cometido y la reparen.

EVANGELIO

Lectura del Santo Evangelio, según san Mateo
En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Jesús le contestó: “No solo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”.

Entonces Jesús les dijo: “El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda.
El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”.

El rey tuvo lástima del aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda. Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: “Págame lo que me debes”. El compañero se le arrodilló y le rogaba: “Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo”. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.

Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.

Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”.