Los vientos del huracán Katrina que devastaron Nueva Orleans, sacudirán los próximos meses las economías de América Latina que se beneficiará de un alza leve en sus materias primas pero podría ver caer sus ventas a Estados Unidos y sufrir con el alza del petróleo y la depreciación del dólar.

A través del puerto de Nueva Orleans se mueve el 35% de las exportaciones  de granos de Estados Unidos y "eso es algo que los especuladores del mercado no  dejan pasar por alto"  explicó a la AFP el economista José Antonio  Paternostro.

"Algunos commodities, como la soya y el café, se beneficiaron de ligeros  ajustes al alza en sus precios debido a los problemas creados por Katrina, pero  es un aspecto coyuntural que se podría revertir rápidamente", añadió el ex  ejecutivo del Banco Latinoamericano de Exportaciones (BLX), que ahora enseña en  una universidad de Bogotá.

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Por el contrario, estima Paternostro, habrá algunos efectos más duraderos  como una desaceleración del crecimiento de la economía de Estados Unidos, que  afectará a países como México, Chile, Colombia y las naciones de Centroamérica  que destinan mayoritariamente sus exportaciones a ese mercado.

Según el Congreso de Estados Unidos, los efectos de la tragedia podrían quitarle entre medio y un punto porcentual al crecimiento del producto interno bruto (PIB) de Estados Unidos en el segundo semestre de 2005 y causar la pérdida de unos 400.000 empleos.

"Son indicadores preocupantes cuando tu principal socio comercial es  Estados Unidos", añadió el docente.

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Otros efectos serán disímiles según los países, como el alza del petróleo,  que beneficiará a exportadores como Venezuela, Ecuador o Argentina pero creará  problemas a los deficitarios como Perú, Chile, Costa Rica, Nicaragua o  Uruguay.

Igualmente los gastos que implica atender la emergencia, llevarán a que  Washington vea crecer su déficit en 333.000 millones de dólares (2,7% del PIB)  para el año fiscal en curso, según admitió la Casa Blanca.

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El déficit estadounidense es una de las principales causas de la  devaluación del dólar, que en los últimos años ha perdido valor con respecto a  la mayoría de las monedas de América Latina.

"Para algunos exportadores, eso significará que lo que ganen con un aumento  de precio, lo pierdan por la depreciación de la divisa con la cual les pagan",  reveló el economista.

El presidente saliente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID),  Enrique Iglesias, dijo esta semana que espera que los efectos más  significativos sean el alza del petróleo y una posible caída de las  exportaciones a Estados Unidos.

"En el corto plazo, tenemos algunos problemas, pero no creo que el huracán  afecte al crecimiento de la región", confió el uruguayo, quien mantuvo las  perspectivas de un crecimiento de 5% o superior para este año y de 6% para  2006.

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Pero hay otros sectores que no comparten el optimismo de Iglesias, como lo  ilustra lo ocurrido con el café.

En la bolsa de Nueva York, la libra del grano alcanzó a subir 8 centavos de  dólar en la primera semana, pues se estima que en la zona afectada se almacenaban por lo menos 1,5 millones de sacos, que equivalen al 8% de las importaciones de café estadounidenses (20 millones).

"Los intermediarios se pusieron nerviosos porque lo primero que pensaron es  que ese café se había dañado, pero en este momento es una información sobre la  cual nadie sabe nada con precisión", explicó un experto negociador de una  empresa colombiana que vende el bebestible y que pidió no ser identificado. 

El efecto sin embargo es mínimo, "si ese café se pierde es equivalente a  una pequeña oleada de frío en Brasil", añadió.

Por su parte la Federación Colombiana de Cafeteros dijo que ante la  emergencia ha tenido que recurrir a puertos alternos como Houston y Nueva York  e incluso que un cargamento de 250 sacos de café fue desviado para Kingston  (Jamaica), por petición de sus compradores, según la gerencia comercial del organismo que agrupa a medio millón de pequeños productores.

Luis Alberto Huertas, de la unidad de planificación de la Bolsa Nacional  Agropecuaria de Colombia, estimó se tardarán varios meses en evaluarse las  pérdidas reales para los productores agrícolas estadounidenses.

"Por ahora parece que los efectos fueron sólo sobre zonas urbanas, no en  los cultivos, por lo que el efecto sería residual, pero habrá que esperar una  evaluación más precisa" añadió Huertas.