La muerte este sábado del presidente de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, William Rehnquist, una de las voces más conservadoras del tribunal, abrió el camino a una nueva batalla política para el presidente George W. Bush y la oposición demócrata, respecto a su reemplazo.

Bush alabó al fallecido presidente y prometió agilizar el proceso para llenar las dos vacantes en el máximo tribunal.