El papa Benedicto XVI situó ayer la Eucaristía en el “centro vital” de la Iglesia, con un recuerdo especial para su predecesor, Juan Pablo II, quien hizo de la reafirmación de este sacramento una de las constantes de su pontificado.

“Choca la imagen de que en la hora de su muerte uniera el ofrecimiento de su vida a la de Cristo en la misa que se celebró junto a su lecho”, dijo  antes del rezo dominical del Ángelus en su residencia de Castelgandolfo, al sur de Roma.

Ante numerosos fieles que llenaban el patio del palacio veraniego de los papas, Benedicto XVI señaló que el Año de la Eucaristía, que se celebra actualmente, se cerrará en octubre próximo con un Sínodo de Obispos en el Vaticano bajo el lema “La Eucaristía: fuente y culminación de la vida y de la misión de la Iglesia”.

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“Desde el inicio de este servicio que el Señor me ha pedido –dijo– reafirmo el papel central del sacramento de la presencia real de Cristo en la vida de la Iglesia y en la de los cristianos”.

El Papa recordó que este año dedicado al misterio eucarístico lo quiso personalmente Juan Pablo II, “para fortalecer la fe del pueblo cristiano y el amor hacia este sacramento”.