57 mil guardias (equivalente a las FF.AA. de Ecuador) tratan de aliviar la  destrucción que dejó Katrina.  

Xavier Bowie, un residente de esta ciudad, luchaba contra uno de los grandes males de la humanidad: el cáncer. Sin embargo, fue el huracán Katrina el que acabó con su vida, cuando buscaba un refugio.

Ahora, su esposa, Evelyn Turner, lo llora desconsolada  junto a la destrucción y los rezagos que dejó esta tragedia desde el pasado 26 de agosto.

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Nueva Orleans congrega  la muerte de Bowie y de otras 228 víctimas del huracán y, lo que es peor, se teme que sean muchos más porque faltan recuperar cadáveres.

El impacto de la catástrofe abarca pérdidas por 100.000 millones de dólares (algo más de siete veces toda la deuda externa del Ecuador).

Esas cifras lo convertirían en el huracán más devastador de la historia en cuanto a daños materiales y el fenómeno natural más dañino para la economía de Estados Unidos.

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La ayuda, tanto militar como privada, comienza a llegar masivamente a la zona afectada por Katrina, mientras la Casa Blanca, acosada por las críticas a su “lenta” respuesta, prometió ayer más soldados y más apoyo a los afectados.

El presidente George W. Bush anunció el envío de 10.000 miembros de la Guardia Nacional a Lousiana y Mississippi, elevando la cifra a 50.000.

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Además, se incorporarán 7.000 militares de tres cuerpos de élite del ejército, algo inusual en la historia del país, ya que el ejército no interviene en asuntos internos.

Bush, que tardó dos días en abandonar sus vacaciones, da ahora la sensación de que quiere recuperar el tiempo y, desde la Casa Blanca, envió un mensaje en vivo a la nación.

Los saqueos han sido frenados en su mayor parte y se han evacuado cientos de enfermos en dos de los hospitales.

Mientras, los ingenieros del ejército creen que achicar el agua que anega la mayor parte de la ciudad de los blues, será labor de dos a tres meses.

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Los problemas no se han terminado. Más bien se han reubicado, como lo demuestra la situación que vive Houston (Texas), ciudad que ha acogido en el Astrodome y en otras dos instalaciones deportivas a más de 25.000 evacuados de Nueva Orleans.

Allí, las condiciones de vida podrían deteriorarse debido al gran número de personas alojadas, en su mayoría pobres.

Autoridades sanitarias temen que puedan producirse enfermedades infecciosas en las zonas devastadas.

Todos, entre ellos Evelyn Turner, esperan las tareas de rescate de los militares para salir de este drama.