Benedicto XVI pidió este domingo a los católicos que volvieran a ir a misa, y expresó su tristeza por los cientos de iraquíes que murieron en una estampida en Bagdad.

El Papa se expresó tras la oración del Angelus, que pronunció ante miles de peregrinos reunidos en el patio de su residencia de verano en Castelgandolfo, cerca de Roma.

"Querría pedir a los fieles que santifiquen con alegría el día del señor , el domingo, día sagrado de los cristianos", declaró antes de dar su bendición.

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El Pontífice, sonriente, fue aclamado en varias ocasiones por los grupos de jóvenes que gritaban constantemente: "¡Viva!".

Los católicos tendrían que asistir a misa todos los domingos y los días de las fiestas religiosas, pero la participación de los fieles en la celebración de la eucaristía desciende constantemente, a pesar de las recomendaciones de  los obispos.

El Papa pidió entonces a los católicos que siguieran con atención el  próximo sínodo de los obispos, que estará consagrado a la eucaristía, y que empezará en el Vaticano el próximo 2 de octubre.

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Benedicto XVI expresó también su tristeza por los centenares de iraquíes que murieron en una estampida en Bagdad, y rezó por la reconciliación en ese país.

"Mis pensamientos van a los iraquíes que vieron morir el miércoles a centenares de compatriotas, la mayoría mujeres, niños y ancianos, en un movimiento de pánico cuando estaban reunidos en Bagdad para una celebración religiosa", dijo.

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Al menos 965 personas murieron y 815 resultaron heridas el miércoles en una estampida en un puente de la capital iraquí durante un duelo chiíta, según fuentes de seguridad.