Una combinación de nuevas medicinas es mejor para disminuir la presión arterial y para reducir el riesgo de ataques cardiacos y derrames cerebrales que los fármacos usados tradicionalmente, sugiere un nuevo estudio.

Sin embargo, los hallazgos presentados este domingo en la conferencia anual de la Sociedad Europea de Cardiología, desataron el debate porque contradicen un estudio anterior que afirma que la terapia tradicional a base de diuréticos es superior que los nuevos fármacos.

Los expertos se encuentran divididos en torno a si los resultados del estudio encabezado por el doctor Bjorn Dahlof del Hospital de la Universidad de Sahlgrenska en Goteburgo, Suecia significan que las nuevas píldoras son más efectivas por sí mismas o si el beneficio adicional registrado en el estudio refleja la posibilidad de que los pacientes que las están ingiriendo son más propensos a tomarlas de acuerdo a las indicaciones porque producen menos efectos secundarios.

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El estudio comparó los efectos de dos combinaciones de medicinas para la hipertensión en 19.257 personas que la padecen.

Aproximadamente la mitad de los pacientes recibieron la combinación antigua: un bloqueador beta llamado atenolol (actúa preferentemente sobre los receptores beta del corazón) para disminuir el ritmo cardiaco, y un diurético que facilita la eliminación del exceso de agua acumulada en el cuerpo.

La otra mitad recibió un par de fármacos modernos: un bloqueador del calcio llamado amlodipina para disminuir el ritmo de bombeo cardiaco, junto con perindopril, un inhibidor de la enzima antagonista convertidora (ACE, por sus siglas en inglés), que disminuye la presión sanguínea al dilatar los vasos.

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Después de cinco años, los científicos hallaron que los que ingerían la combinación moderna tenían en promedio niveles de presión arterial 2,7 puntos inferiores que los que toman medicinas más tradicionales.

Los infartos, los derrames cerebrales y los nuevos casos de diabetes también fueron menos comunes entre los que ingerían los nuevos fármacos que los del grupo con medicinas tradicionales. Los derrames disminuyeron 23%, los fallecimientos relativos a las fallas cardiacas bajaron el 24% y los nuevos casos de diabetes se redujeron 30% entre los pacientes que tomaron los nuevos remedios.

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No hubo diferencia entre ambos grupos en lo relativo a complicaciones.

El estudio fue suspendido en forma prematura después de cinco años al comenzar a obtenerse resultados preliminares, porque el comité de seguridad pensaba que las diferencias entre ambos grupos eran tan amplias que seguir adelante sería poco ético.

Los expertos en la conferencia debatieron la cuestión de la causa debido a la cual la presión arterial es menor con los fármacos nuevos. Algunos creen que la diferencia es atribuible a la superioridad de las nuevas medicinas, mientras que otros sospechan que podría deberse al hecho de que los efectos colaterales de las anteriores influyen para que las personas no tomen sus píldoras adecuadamente.