Sacrificios del alma se titula la obra que el grupo quiteño Zero no Zero trae hoy a Guayaquil. Actúan Andrea Ordóñez, Martha Lucía Ramírez y Peky Andino.

Una hora 25 minutos dura la obra teatral Sacrificios del alma, de la autoría de Peky Andino, dirigida por María Beatriz Vergara, que se presenta en única función esta noche, a las 20h00, en el MAAC Cine (Malecón 2000).

Es una pieza  que habla de los Bates, una familia de payasos, encerrada, por  iniciativa propia, en una abandonada sala de cine, desde la cual decide narrar  pasajes de su vida. En este montaje hay  una mezcla de clown, de  lenguaje cinematográfico y  de rock.

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La escenografía  la confeccionó  Vergara, la directora,  y  el vestuario  Pepe Rosales. En la música hay una reunión de las preferencias musicales de Andino, de la década del 70.

“Quisimos trabajar de una manera muy fresca textos de un absurdo poético, a través de técnicas de payasería”, comenta Andino, quien además  de ser  autor participa como actor  en esta pieza, que luego de presentarse en Guayaquil comienza una gira nacional.  

Pregunta: ¿En qué género se encuadra su obra Sacrificios del alma?
Respuesta: El género de Sacrificios del alma es comedia del absurdo por la situación de una familia de payasos -de clase media- que toma el apellido Bates para jugar al cine teatralizado, dirigidos por el psicótico director Norman (referencia al célebre personaje de Psicosis, interpretado por Anthony Perkins), quien dirige a sus padres y los obliga a representar la historia familiar construida sobre la base de encuentros, abandonos, pérdidas, hallazgos, vida y, sobre todo, de retazos de filmes viejos  y del desfile de una serie de personajes de la realidad y otros fantásticos.

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P: ¿Qué buscan los personajes de la obra? ¿Qué busca usted como autor a través de los personajes de Sacrificios del alma?
R: Los personajes básicamente buscan no separarse jamás después de una vida de pérdidas, quieren rehacerse como familia y por eso eligen encerrarse para siempre en la abandonada sala de cine Puerta del Sol. Sin embargo, la necesidad del exterior del hijo (Norman) triunfa y abandona el encierro voluntario para vivir en la ciudad defendiéndose de los lobos del mercado con sus poderosos conocimientos de cine y rock and roll que, según él, es lo único que necesita un humano para vivir en la realidad. Es decir, la única manera de resistirse a una realidad cruel y psicótica son los sueños.

Como autor, mi propósito principal con Sacrificios del alma ha sido hablar de los 70, de lo que me pasaba a mí entonces, como niño adolescente encerrado en condominios, resisitiendo a la vida familiar, a la colegial y, sobre todo, a la soledad gracias a las películas, a los discos LP de rock y a la radio musical.

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Entradas
Las entradas para ver esta  obra  cuestan $ 10 para público general. Estudiantes y personas de la tercera edad pagan $ 5.  Pueden conseguirse  en la boletería del MAAC.