El Estado subsidia el gas en beneficio de todos los ecuatorianos, pero una gran cantidad de bombonas “emigran” hacia las fronteras, una parte menor la usan los taxis cuyos taxímetros están programados para cobrar según el precio de la gasolina.

También restaurantes, silos, industrias y otros consumen el gas doméstico y nos venden su producción como que hubiesen usado el gas industrial. Este nudo gordiano, la enorme pérdida del Estado subsidiando gas mal usado y abusado, tiene su espada que lo acabe de una vez por todas: ese mismo subsidio podría revertirse a un aumento de salarios en igual proporción al subsidio por bombona, que también podría aplicarse al bono solidario. Así, a los ecuatorianos nos quitarían el pretexto para tumbar al gobierno, y peruanos y colombianos deberán pagar el precio real.

¿Que habrán algunos perdedores?, sí, es cierto, ¡pero todo el país será beneficiado!

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Nelson Dávila Acosta
Guayaquil