"Aunque en un bajo porcentaje, todos los medicamentos pueden producir efectos secundarios. Los antidepresivos pueden causar cefaleas, irritabilidad y hasta disfunciones sexuales. Un estudio reciente alerta sobre el uso de estos fármacos en niños."

Aunque muchas personas pueden sentirse tristes y melancólicas ocasionalmente, quienes manifiestan estos sentimientos de forma continua y quienes ven afectadas sus actividades cotidianas padecen de depresión clínica.

Así como existen diversas causas para esta patología -la muerte de una persona cercana, el estrés crónico o una enfermedad grave-, existen también varios grados de depresión: leve, moderada o severa.

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En general, los síntomas de la depresión clínica consisten en dificultad para conciliar el sueño, exceso de sueño, falta de energía, cambio en el apetito, problemas para concentrarse, irritabilidad y sentimientos de desesperanza y abandono, entre otros.

En la mayoría de los casos en que las personas que sufren de depresión empiezan a tener problemas para desarrollar sus actividades cotidianas y ven afectadas sus relaciones sociales, los médicos que los atienden suelen prescribirles antidepresivos. A pesar de que estos medicamentos no son de venta libre y siempre están indicados por el profesional que conoce la historia clínica del paciente, como todos los fármacos, pueden producir efectos secundarios. Por ello, quien tome algún antidepresivo debe realizar controles frecuentes con su médico.

En general, las reacciones adversas de los antidepresivos son leves y no interfieren en las actividades diarias. Entre los efectos colaterales más frecuentes se encuentran las cefaleas y las náuseas -que pueden darse durante las primeras semanas y habitualmente desaparecen al poco tiempo-, y el nerviosismo y la agitación.

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Otro de los posibles efectos colaterales de algunos antidepresivos consiste en que perjudican el desempeño sexual, tanto de hombres como de mujeres. Así es que algunos pacientes manifiestan falta de deseo, retraso en la eyaculación, ausencia de orgasmo y dificultades para lograr la erección. Esto ocurre principalmente con la clomipramina (antidepresivo tricíclico): el 40 por ciento de los pacientes presenta retardo o ausencia de eyaculación, el 20% tiene perturbación de la líbido y el 15 por ciento disfunción eréctil.

En pacientes que sufren cáncer y que toman antidepresivos como complemento de su tratamiento oncológico se encontró que los del tipo tricíclico pueden causar arritmias cardíacas, mareos, aumento de peso, somnolencia e hipotensión ortostática.

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Si bien los antidepresivos se deben recetar y tomar de forma responsable, más cuidado hay que tener en el caso de que el paciente sea un menor de edad. Según una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Adelaida del Hospital de Mujeres y Niños de Londres y expertos de la Universidad del Sur de Australia, en los niños estos fármacos pueden causar impulsos suicidas, ansiedad, insomnio, pérdida de peso y dolores de cabeza.