George Clooney no solo aportó ayer a la Mostra el glamour de su maduro encanto viril, sino que dio la talla como director después de haberla dado sobradamente como actor en Buenas noches y buena suerte. El divo norteamericano dirige y protagoniza este alegato valiente que repasa uno de los capítulos más oscuros de la historia de su país, el macartismo. “Con esto no he buscado denunciar nada, ni tampoco atacar la administración actual de (George W.) Bush. Solo he querido sacar a la luz esta parte apasionante de nuestro pasado y provocar un serio debate con sus debidas reflexiones”, señaló Clooney mientras sorbía satisfecho su café durante nuestra conversación en la terraza del exclusivo Hotel Excelsior.

La película, que arrancó los primeros aplausos del festival en su premier mundial, se concentra en la determinación del legendario reportero de la cadena CBS, Edgard R. Murrow, para enfrentar la campaña contra “infiltraciones comunistas” de McCarthy y las presiones de él y otros funcionarios públicos a poderosas empresas de comunicación. “Es importante sacar a relucir este episodio, ya que encuentro en él mucha semejanza con los errores que se cometen en la actualidad al someter a la gente y limitar su libertad a través del miedo”, prosiguió el actor. “Claro que este tipo de persecuciones masivas por parte del Gobierno norteamericano son historia. Pero la nueva propuesta para defender la seguridad nacional resulta inquietante”.

El enfoque del director Clooney es progresista, políticamente correcto y equilibrado, y concede a su faceta de actor el papel principal: el de Fred Friendly, el audaz productor del programa televisivo conducido por Murrow, cuya intervención consiguió en 1958 detener la pavorosa “caza de brujas” del obsesionado senador.

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“Desde aquella experiencia, la televisión ha jugado siempre un papel crucial y es momento de tomar conciencia sobre la enorme responsabilidad que tienen los medios de comunicación”, dijo Clooney.

Y agregó: “Crecí en la redacción de un noticiario de televisión y mi padre fue locutor allí por casi 30 años, aunque terminó abandonando todo porque las noticias eran cada vez más espectáculo y menos contenido. Esta experiencia me sirvió de inspiración para enfrentar esta historia”.

Clooney ha plasmado su película en blanco y negro para impregnarle un cierto sabor a documental, que logra amalgamar hábilmente con imágenes de archivo del verdadero McCarthy: “Todo lo que vemos en el filme sucedió en realidad”.