Si el futbolista brasileño Robinho necesitaba más publicidad a su alrededor, sus primeros 26 minutos con el Real Madrid de España tras su transferencia por 30 millones de dólares (24 millones de euros) desde el Santos se la dieron.

Durante los entrenamientos de la selección brasileña esta semana en Teresópolis, el jugador de 21 años atrajo al menos tantas miradas como Ronaldo y los veteranos Cafu y Roberto Carlos.

Brasil enfrentará el domingo a Chile por la eliminatoria sudamericana para el Mundial del 2006 y necesita los tres puntos para asegurarse una plaza para la fase final que se disputará en Alemania.

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El partido es visto como una mera formalidad para los medios locales. La confianza es tal que hasta incluso se ha hablado más de como Ronaldo y Robinho van a celebrar sus goles que del encuentro en sí.

No obstante, el director técnico Carlos Alberto Parreira tiene otras ideas, y está intentando desesperadamente mantener a su equipo con los pies sobre la tierra, especialmente a Robinho.

"Todo esto se está desbordando", se lamentó Parreira días atrás. "Hay muchísimo marketing alrededor de Robinho pero, en la vida, tu eres recordado por lo que ganas y Robinho esta sólo empezando".

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"Estoy preocupado por toda la exageración que hay alrededor de él", agregó en referencia a Robinho.

Brasil está segundo en la eliminatoria con 27 puntos, cuatro menos que el líder Argentina, único equipo de la región clasificado para Alemania.

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La primera decisión de Parreira cuando sus jugadores se reunieron el martes fue nombrar el once inicial, así evitó la especulación sobre si Robinho estaría o no desde el inicio.

En medio de la excitación, es fácil olvidar que Robinho fue presentado en el Real Madrid hace sólo una semana. El domingo salió desde el banquillo para motivar a su nuevo equipo, que ganó por 2-1 en su visita al Cádiz en el inicio de la liga española.

Robinho dijo estar preparado para la responsabilidad y aprendió la lección desde un incidente que sufrió con la selección sub-23 brasileña en Chile el año pasado.

En esa ocasión, Robinho fue fotografiado cuando su compañero Diego le bajaba los pantalones en la víspera del torneo preolímpico sudamericano.

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Brasil finalmente no se clasificó, perdió con Paraguay, y los medios de su país echaron la culpa de su eliminación al exceso de confianza, representada por sus juegos antes del partido.

"Parreira me ha dicho que sea el mismo que siempre y que esté centrado", comentó Robinho. "Soy mucho más maduro. Hoy sé cuando no hay lugar para hacer bromas".

"Pero estoy pensando mucho y sé que si quiero estar en el Mundial, tengo que soportar todo tipo de presión", agregó.