Transportación alterna presta servicio a usuarios en un recorrido, más que corto, estratégico.

El costo del pasaje es menor a 25 centavos. Pese a que hace años ‘desaparecieron’ de la transportación urbana, las furgonetas continúan operando.

Factores como la geografía o la inseguridad propician su vigencia. Y no en sectores céntricos de Guayaquil, sino que en cortos recorridos prestan servicio en zonas determinadas.

Creadas por iniciativa de sus  residentes, son cooperativas de transporte cuya finalidad es brindar un servicio de “apoyo al usuario”,  indicó Haydee Bravo, de la directiva de la Asociación de choferes profesionales Malvinas.

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Esta asociación agrupa   20 furgonetas que trasladan a pasajeros desde la calle Ernesto Albán y Veinticinco de Julio hacia las Malvinas y viceversa. El trayecto dura menos de diez minutos que transcurren entre la tensión y la incomodidad.

“Es necesario por la delincuencia”, expresó una usuaria la noche del martes pasado respecto a la utilidad de este sistema que lleva más de veinte años de vigencia.

La unidad se llenó en toda su capacidad. Varios pasajeros viajaron de pie en aquella angosta unidad, calificada con razón como lata de sardinas.

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Veloz Company es el nombre de otra compañía de furgonetas que opera hace seis años en el Cerro del Carmen y parte del Santa Ana.

Jorge Valle es el gerente y citó que las unidades benefician a quienes no tienen carro. La subida a los cerros, en efecto, demanda un estado físico que no muchos tienen.

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“Antes desde abajo venían las personas con sus paquetes a cuestas, ahora tienen las furgonetas”, expresó satisfecho.

Valle, residente de un sector de empinados caminos, mostró contrariedad por “una resolución de la Comisión de Tránsito (CTG) que prohíbe las furgonetas”.

“(La CTG) acepta buses de seis toneladas. Pero si aquí no pueden entrar porque las calles son estrechas”, ironizó.

Desde Julián Coronel y Baquerizo Moreno, lugar de estación, el ascenso del automotor es lento. El estar cuesta arriba y a full provoca un esfuerzo mayor del vehículo. El motor parece rugir y ese sonido motiva comentarios asustadizos en más de un usuario. Parece quedarse, pero al final, llega.

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Los diez centavos que cuesta el pasaje en los casos anteriores contrastan con los veinte que se paga por subirse en “La Martha”, apelativo que dieron residentes de la cooperativa Luz de América de Mapasingue a la línea de furgonetas que opera en el sector y también en la ciudadela Martha de Roldós.

Carlos Morales es dirigente de la compañía de transporte y justifica el costo del pasaje respaldado en el servicio que brindan.

“Cubrimos casi todo el cerro de Mapasingue Este y buena parte de la Martha”, manifestó.

Pero Morales, al igual que Valle, está intranquilo. Denunció que “la 108 (línea de transporte del sector) pretende adueñarse de un área que no le corresponde”.

“Temen la competencia”, agregó, refiéndose a cooperativas que el bus no visita.

Las unidades nuevas que se integran a “La Martha” inquietan al dirigente que teme por el azote delincuencial.

Contra esto, una opción es tener custodios privados. Usuarios de la línea 122 cuentan con guardianía en dos tramos del recorrido. Un agente de la compañía Guarse, que prefiere no identificarse, sube en las inmediaciones de Jardines de Esperanza y baja en la ciudadela Alegría. Estuvo en el bus menos de cinco minutos. Más adelante, en el antiguo mercado de Bastión Popular otro agente aborda el bus y prosigue unas cuadras más adelante. Igual que el primero, estaba desarmado. ¿Qué hace si ocurre una eventualidad? No meterme, no voy a arriesgar mi vida si no tengo cómo defenderme, es la respuesta.

Transporte

Números
Diez centavos cuesta el pasaje en furgonetas que recorren tramos en Las Malvinas y Cerro del Carmen, mientras que en Mapasingue cobran veinte. Inician la jornada desde las 06h30 y terminan a las 23h30.

Sueldos
Los directivos de cooperativas pagan el sueldo del custodio. En la línea 122 el guardia sella con “su número” la tarjeta de la unidad que resguarda. Ello prueba que allí subió y determina la paga completa.

Desarmados
Los celadores son generalmente residentes del sector al que sirven y aparentemente están desarmados. Pero más de uno confesó poseer un arma camuflada.

Unidades
Los vehículos que prestan este servicio son furgonetas que antes circulaban por el centro de la ciudad. La Comisión de Tránsito del Guayas las retiró en el 2001.