Durante los últimos años, quien sabe cuántos, Héctor Luis Napolitano Galarza ha ido perdiendo su nombre de pila. Ahora es más fácil identificarlo como El Viejo Napo, el guitarrista que durante el último lustro ha invadido los escenarios ecuatorianos con su ritmo sonero, con canciones como  Gringa loca, Bolón de verde o Cangrejo criminal y que en sus shows él las llama “más de lo mismo”.

No obstante,  El Viejo Napo quiere volver a interpretar rock y blues, sus raíces musicales, de las que su nueva generación de seguidores poco conoce. Y es que el guitarrista, nacido el 29 de noviembre de 1955 en el Cerro del Carmen guayaquileño, empezó con el rock durante su época de colegio en el Aguirre Abad y luego ganó notoriedad con el grupo Los Apóstoles a fines de la década del sesenta.

El escenario que Napo escogió para volver al rock es el Heineken Music, ubicado en Rocafuerte y Padre Aguirre, esquina. Hoy toca allí la guitarra, acompañado por el cantante Roberto Murillo, el guitarrista Carlos López, el baterista Giancarlo Guzmán y el bajista Juan Carlos Vergara.

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Cuenta  que el repertorio para esta noche tiene melodías del grupo estadounidense The Doors, que fueron populares en las décadas del sesenta y setenta.

“La idea es calentar los motores para lo que será mi nuevo material discográfico que tendrá más rock que son. Será un disco 80% rockero y estará listo posiblemente para la mitad del próximo año. Por ahora tengo el bosquejo de unas siete canciones, todavía  no sé si serán 10 o 15 temas para el disco”, explica  El Viejo Napo.

Mientras se produce el álbum,  El Viejo Napo acostumbrará a su nueva generación de seguidores con recitales en bares, en los que interpretará temas  de Led Zeppelin, Jimi Hendrix, Cream y otros.