Fellay, de 48 años, superior general de la Fraternidad de San Pío X,  fundada en 1969 en Econe (Suiza) por monseñor Lefebvre, excomulgado junto con  los demás miembros del movimiento en 1988 por el fallecido Papa Juan Pablo II,  será recibido en la residencia veraniega de los pontífices, en Castelgandolfo,  afueras de Roma.

Con la concesión de la audiencia, el Papa demuestra  su voluntad de apertura hacia de uno de los sectores católicos más  tradicionalistas y dogmáticos del siglo XX.

Anclada en el pasado y apelando a casi dos milenios de tradición, la  Fraternidad de San Pío X mantiene un rechazo frontal a todo signo de apertura y  renovación dentro de la Iglesia.

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Los ‘lefebvrianos’, como suelen ser llamados, defienden la celebración de  la misa en latín, rechazan las reformas introducidas por el Concilio Vaticano  II a mediados de los años 60 y siguen el misal de Pío V, del siglo XVI, en vez  del de Pablo VI.

El incumplimiento de las nuevas normas, así como la ordenación de cuatro  obispos por parte del mismo Lefebvre (fallecido el 25 de marzo de 1991),  desobedeciendo y a la vez poniendo en cuestión la autoridad del Papa, figuran  entre las razones que lo llevaron a crear otra Iglesia, es decir al cisma o  separación de la iglesia oficial en 1988, el primero desde 1870.

En el 2000, con ocasión del Jubileo, Roma intentó abrir un diálogo para  cerrar esa herida y se dice que Juan Pablo II saludó a Bernard  Fellay al término de una misa privada.

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