Chiitas y kurdos presentan hoy un nuevo borrador de la Constitución iraquí.

Los sunitas plantearon ayer sus últimas proposiciones sobre la Constitución a los representantes chiitas y  kurdos, en las que confirman su rechazo a un sistema federal.

Las últimas proposiciones sunitas solo prevén el Kurdistán como una región autónoma y presentan un sistema descentralizado y no regional para el resto del país.

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La aprobación de una nueva Constitución para Iraq es vista por Estados Unidos y por analistas, como la única posibilidad de evitar la división étnica y religiosa del país.

La Constitución representa una de las etapas finales en el proceso de democratización de Iraq y si se aprueba, vendrán luego elecciones generales en diciembre y un gobierno constitucional a fin del año.

Pero, si la Constitución es rechazada, el proceso volverá nuevamente a cero.

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Ayer, los líderes sunitas rechazaron nuevamente el borrador de la Carta magna acordado por kurdos y chiitas, que será estudiada hoy por el Parlamento para su aprobación.

Los sunitas rechazan la proposición del federalismo y estados autónomos.
Paul Reynolds, especialista en asuntos internacionales, afirma que existe el riesgo de que el país se fragmente ante los desacuerdos entre los tres grupos y recordó que después de la I Guerra Mundial, los británicos unieron a la fuerza estas tres provincias.

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Hasta el momento, todas las “uniones” forzadas hechas por Gran Bretaña, tales como en Nigeria, Chipre o en India/Pakistán, se han disuelto.

Los dos grupos que controlan el nuevo Iraq, kurdos y chiitas, tienen intereses obvios. Los kurdos quieren cimentar y extender la autonomía de la que gozan en el norte desde hace una década.

Roger Hardy, analista de Medio Oriente, considera que los chiitas quieren la formación de un Estado islámico en el sur, donde está la mayor riqueza petrolera.
Esto despierta el temor de EE.UU. por un posible acercamiento al fundamentalismo chiita de Irán.

Pero este federalismo, con un Kurdistán autónomo en el norte y una región chiita rica en petróleo en el sur, asusta a la minoría sunita, que teme quedar reducido a un Estado miniatura y sin petróleo.

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Se teme un Estado multiétnico y multirreligioso, como Líbano en los setenta, con una guerra civil, o a la ex Yugoslavia y su “limpieza étnica”.

En el 2003, Leslie Gelb, un veterano periodista de Washington, ex alto funcionario de los departamentos de Estado y Defensa de EE.UU., planteó en el diario The New York Times la idea del federalismo para “corregir el defecto histórico” de un Iraq que fue creado sin tener en cuenta las diferencias entre las comunidades.

Para el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Jerusalén, Shlomo Avinieri, “Iraq es una estructura política artificial, establecida por soñadores imperiales británicos en los años 20. Pegaron tres provincias otomanas muy diferenciadas y la construcción nunca funcionó”.