“Queremos comer, queremos comer”, vociferaban de forma discreta y al unísono  trece mujeres migrantes que arribaron a las 16h00 de ayer al puerto de Manta, después de permanecer 26 días en alta mar.

Frutas y arroz con atún fueron parte de los potajes que ingirieron durante la travesía en busca de la costa de Guatemala para luego abrirse camino a los Estados Unidos.

Muisne, en la provincia de Esmeraldas, fue el punto de partida de este viaje que empezó después del atardecer del viernes 12 de agosto pasado.

Publicidad

Ahí, un total de 46 hombres,  13 mujeres y tres adolescentes, se embarcaron en un barco sin nombre. Ayer la frustración se notaba en sus lánguidos rostros que se matizaban con la nublada tarde que cubrió el puerto de esta ciudad.

Algunos de los 62 migrantes escondían sus lágrimas y tristezas bajo las chompas para evadir las preguntas de  periodistas. Otros, como Carmen Charco, contaron su odisea.  

Ella, de 47 años, trabajaba en la agricultura en la provincia de Chimborazo donde ganaba dos dólares diarios como jornalera. Iba a cancelar ocho mil dólares si llegaba a EE.UU. “Estuve a punto de lograrlo. Lo seguiré intentando”, afirmó mientras cubría la mitad de su rostro bajo un abrigo.

Publicidad

Las lágrimas no demoraron en salir cuando recordó a sus tres hijos que la esperan en su natal Riobamba. Dijo que los temores comenzaron la noche del lunes pasado cuando los migrantes se percataron que los miembros de la tripulación apagaron los motores y abandonaron la embarcación. Ya habían pasado tres días en los que la desesperación se apoderó de los viajeros por el hambre que imperaba.

“Los tripulantes se dieron cuenta que los marinos estadounidenses  los habían detectado y se fueron. Estábamos hambrientos”, manifestó Arturo Franco, de 34 años, oriundo del cantón El Empalme  (Guayas), donde trabajaba como jornalero con un salario de 60 dólares semanales.

Publicidad

Estaban ya a 75 millas náuticas de la costa de Guatemala cuando la madrugada del martes pasado el buque  McCKlusky de EE.UU. se acercó a la vetusta nave y los rescató.

“Nos hicieron seco de pollo, no habíamos comido en tres días”, comentó Charco sobre la atención que le dieron los marinos estadounidenses.

Kléber Villamar, de 30 años, otro de los rescatados, señaló que ya no intentará nuevamente la travesía. “Es algo incierto. Solo sé que salí de El Triunfo a Guayaquil, de ahí nos subieron en un camión y nos llevaron a un punto de la Costa, no sé cuál”, aseveró.

Lo peor vino cuando los coyotes concentraron a los migrantes en una bodega de 4 x 5 metros. “Había humedad, malos olores y hambre”, dijo.

Publicidad

Traslado
Tras el arribo del guardacostas Nueve de Octubre a las 16h00 de ayer, los migrantes fueron trasladados a la Capitanía del Puerto de Manta.

La Fiscal de Asuntos Migratorios, Sonia Barcia, lamentó que los mismos migrantes oculten la identidad de los supuestos coyoteros y de los miembros de la tripulación de la nave en la que viajaban.

RESCATADOS

UNA EMBARAZADA
Entre los migrantes estaba Daysi Huerta, de 16 años, y quien tiene dos meses de embarazo. Es  de la provincia de Chimborazo y se negó a identificar al coyote que le facilitó este viaje.

TRES EN UN MES
Se trata del tercer grupo de migrantes que se detectan en alta mar durante lo que va del mes, uno de ellos naufragó con 103 personas el pasado 13 de agosto, de los cuales solo nueve sobrevivieron. En el caso de los rescatados, los dos fueron ubicados por el mismo guardacostas estadounidense.

TRES DENUNCIAS
Desde enero hasta la fecha la Fiscalía de Manabí investiga tres supuestos casos de coyotaje incluido el último hecho en el que sobrevivieron nueve personas y otras 94 están desaparecidas.

SENTENCIAS
Las sanciones por tráfico ilegal de personas varía entre tres y nueve años de cárcel, en el caso de que el involucrado en el ilícito muera.