Cuando los problemas de fertilidad son determinantes, muchas parejas optan por adoptar a un bebé. A veces, el deseo de ser padres hace que algunos matrimonios realicen una adopción internacional. En esos casos los menores de América Latina son los más elegidos.

Existen muchas parejas en el mundo, que una vez que han agotado todas las alternativas médicas que están a su alcance, y otras que aunque no tienen problemas de fertilidad, proactivamente deciden adoptar un bebé.

En muchos países, como España, Holanda o los Estados Unidos, en numerosas ocasiones los futuros padres buscan niños que provengan de América Latina.

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En los últimos años la cantidad de menores de edad latinoamericanos adoptados por familias españolas ha disminuido a favor de más adopciones de chicos de Europa del Este. Sin embargo, todavía la cifra de niños de América del Sur y del Caribe que son adoptados por parejas europeas representa un número elevado.

Muchas de estas adopciones se realizan en beneficio del niño y en un marco de legalidad estipulado entre el país de origen del bebé y el país al que pertenece la familia. Casi todos los países de América del Sur han suscripto el Convenio de La Haya, que establece las garantías para que las adopciones internacionales tengan lugar considerando el interés superior del niño y respetando los derechos fundamentales que le reconoce el Derecho internacional. Sin embargo, organizaciones como UNICEF han denunciado que en los últimos años ha aumentado el tráfico de menores y las adopciones ilegales de menores latinoamericanos.

Una de las principales razones para que esto suceda es que en la mayoría de los casos en que se tramitan adopciones internacionales las parejas o personas adoptantes deben permanecer un determinado período de tiempo en el país de origen del niño. Y aunque varía en cada país, estos trámites pueden llegar a durar por lo menos dos años.

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Así algunas parejas optan por adoptar niños de otros países de forma ilegal. Mayormente esto se da desde Estados Unidos, España, Alemania y Holanda y deja cuantiosas ganancias a los intermediarios. Si bien las madres que dan a sus hijos para estas adopciones reciben aproximadamente 200 dólares, los futuros padres suelen pagar sumas que pueden llegar hasta los 35 mil dólares.

A pesar de estos casos, cuando las adopciones se tramitan en el marco de la ley tanto niños como padres se ven beneficiados.

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Esto no sólo ocurre porque los oficiales de adopción de cada país velan por el interés del chico, investigando que los interesados sean buenos padres, sino porque muchos chicos mayores de los 4 años -que en general no son muy solicitados por las familias locales- consiguen una familia que los acoja y los ayude a crecer.