Sobre una pequeña mesa de comedor, Margarita Morocho improvisó un altar con imágenes de la Virgen de la Nube, patrona del cantón, y del Niño Divino. Junto a ellas, apoyadas en la pared, había cuatro fotografías del tercero de sus tres hijos: Marco Geovanny Bermeo Morocho, de 18 años.

El joven, según el coyote que intentó transportarlo a Estados Unidos, pereció en el barco que naufragó el pasado 13 de agosto, indicó Rosa Morocho, prima de la madre.

Con esa noticia, perdió la esperanza de recuperar a su hijo vivo. “Sí creo que eso pasó porque él me quería tanto y me dijo que donde sea que esté  me llamaría para estar tranquila”, mencionó.

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En el sector El Algarrobo, de San Juan Bosco, Margarita llora inconsolable y la noticia que le trajo su consuegra, María Guallpa, sobre la ubicación de otro barco con más de 160 migrantes en Guatemala, no le ha devuelto la esperanza de que Marco esté vivo.

La  madre abraza una de las fotografías de la graduación y no puede contener el llanto. “Aunque sea el cuerpito sin vida, aunque sea eso para sepultarle como Dios manda y enterrar mi corazón con mi hijito”,  repite incesante.

Aunque el año anterior su tercer hijo concluyó los estudios secundarios y obtuvo el bachillerato en mecánica automotriz, como uno de los mejores estudiantes de la promoción en el colegio Luis Castañer, de Azogues, no conseguía trabajo en esa rama.

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Presentó múltiples carpetas  en varias fábricas tratando de conseguir trabajo, pero hasta unos días antes de emprender el viaje solo laboraba como ayudante de albañilería.

Marco también quería reunirse con su papá, Alonso Bermeo, quien reside en Nueva York desde hace 7 años.