Ese domingo iba a una peluquería afro. Cuando la iglesia de Cristo del Consuelo quedó atrás, los carros levantaron polvo. Descendí al alegre bullicio. Al fuego de una trasmisión de un partido de fútbol y una ráfaga de salsa escapada de un billar.

“Allá queda la peluquería de los negritos”, señaló un colorado que vende películas piratas. Allá en plena esquina de Calle la A y la Octava.

La peluquería afro Black Power abrió sus puertas hace poco más de un año. Sus paredes exteriores lucen un mural hecho por Kenny y Milton Scorpión, los artistas del aerosol de la zona. En su interior, un puñado de jóvenes, en su mayoría negros, ponen sus cabezas a disposición de cinco peluqueros colombianos.
Diestros en el uso de la cuchilla y la máquina eléctrica. Magos al momento de ejecutar cortes, estilos, dibujos, trenzas y extensiones.

Publicidad

En la pantalla del televisor, conciertos de rap y perreo. Imágenes y música combinado con el sonido de la máquina eléctrica. Cabellos que caen. Navajas a yilé (llamadas así por la hoja de afeitar Gillette ) que se desplazan por las cabezas como lápiz o cincel de artista, creando formas y dibujos al gusto de cada cual.
Clientela en camiseta, bermudas y zapatos deportivos. Futbolistas, atletas, raperos, grafiteros, muchachos comunes y corrientes de Guayaquil.

Daniel Rasta Rodríguez, Carlos Snaider Prado, Luis Carlos Flaco Flou Villareal, Carlos Ferney Tino Brown Brown y Karen La Mami Rodríguez son los jóvenes negros y caleños que transmiten a los afroecuatorianos, el arte de peluquear.

Dicen que como en Colombia la cosa está dura, vienen a trabajar. Aunque hay ecuatorianos que peluquean muy bien pero son escasos. En este mismo sector reinaba el difunto Nelson Camacho que era un as, sus principales clientes eran los futbolistas.

Publicidad

Pero Black Power no es la única peluquería afro, existen otras: El Morado (la A y la Octava, justo al frente), El Brown (Francisco Segura y Abel Castillo), La Brooklin (Guasmo), La Afro Nike (la Perimetral) y etcétera.

A cuchilla
En un momento que la peluquería queda sin clientes, aprovecho para conversar con ellos. Ninguno aprendió el oficio en academia o peluquería, sino callejeando por los barrios marginales de Cali y Buenaventura. Viendo y dañándole la cabeza a sus amigos hasta ir perfeccionándose.

Publicidad

Dicen que la Black Power es una peluquería para blancos, negros o indios, sin racismo. No tienen problemas en peluquear a cualquier tipo de persona o clase de pelo. Realizan toda clase de cortes y estilos.

Por un corte normal de niño cobran un dólar y medio; a un adulto, dos dólares.
Ahora si se trata de un dibujo el precio sube.