Mi casa iba a ser la siguiente en  ser destruida, pero tal vez la retirada israelí de Gaza nos salve, explica confiado Yussef ante la fachada de su vivienda, inundada de impactos de  proyectiles y situada justo frente a la barrera militar israelí de Rafa, en la frontera entre Gaza y Egipto.

Este anciano de 80 años abandonó la casa con toda su familia en el 2001, pero volvió hace dos semanas con la esperanza de que la salida de los israelíes de Gaza haga de nuevo posible la vida en Rafa.

Hace dos días, su hijo Nasser puso la bandera palestina en el tejado para que se viera desde la torre de control israelí, a 40 metros de este  vecindario, llamado Brasil en recuerdo a una unidad de paz de ese país que edificó las casas en el sesenta.

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“Durante diez años trabajé construyendo casas en las colonias de Gaza. Me sentía un traidor porque eran para los que ocuparon mi tierra. Como pago, ellos destruyeron prácticamente la mía”, lamenta Nasser.

Según Naciones Unidas, desde el inicio de la segunda Intifada (revuelta palestina que empezó en septiembre del 2000), el ejército israelí destruyó más de 2.000 casas palestinas en Rafa. Ilusionados, Los  palestinos buscan nuevos nombres para esa tierra devuelta tras 38 años de ocupación. Así, Morag se llamará la Tierra de la Victoria y Atsmona “llevará el nombre de un mártir”. 

En su casa semidestruida de Rafa, Tahani Abdelrahman imagina una ciudad llamada Yasser Arafat, en honor al líder palestino muerto en noviembre, en el lugar donde se alzó la  colonia Neve Dekalim, capital de las implantaciones judías de Gaza.