Hace nueve años se creó la primera fundación municipal de Guayaquil, Malecón 2000. A partir de entonces erigieron cinco más, que han estado al frente de la construcción de obras relevantes para la ciudad. La del Malecón y Guayaquil Siglo XXI son las que más proyectos han ejecutado durante las alcaldías de León Febres-Cordero y Jaime Nebot. Sus resultados financieros siempre han causado interés.

Cuestionado por unos y aplaudidos por otros, la ciudad se construye bajo un nuevo modelo de gestión: la creación de fundaciones municipales.

Su aplicación se ha dado en los últimos nueve años, durante el periodo de los alcaldes socialcristianos León Febres-Cordero y Jaime Nebot.

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Antes ninguno de los siete personeros del Cabildo que tuvo Guayaquil desde 1980 a 1992 recurrió a la creación de instituciones municipales para ejecutar proyectos urbanísticos.

Febres-Cordero, en su último periodo (1996-2000), creó la Fundación Malecón 2000. Jaime Nebot, desde que asumió la Alcaldía, ha creado una entidad por año: la fundación Autoridad Aeroportuaria (2000), Guayaquil Siglo XXI (2001), Terminal Terrestre (2002), Aseguramiento Popular (2003) y Transporte Masivo de Guayaquil (2004).

El sistema de gestión ha dado buenos resultados en el campo turístico: más de cien millones de personas han visitado los malecones 2000 y del Salado, las obras emblemáticas de la ciudad actualmente y que las administra la Fundación Malecón 2000.

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Pero en el aspecto económico, las cifras no son tan holgadas. En el presupuesto del 2005 se contemplan ingresos por  10’257.000 dólares; la cuenta de gastos, asimismo, alcanza los  9’393.000 dólares, a lo que se suman las inversiones necesarias por  1’167.000 dólares, que dan el total de gastos de  11‘361.000 dólares. Por este año, el déficit fue de  1’104.000 dólares, que fue solventado por los saldos acumulados de la Fundación que superaban los dos millones. 

La cuestión política no ha estado ajena a las fundaciones. Su principal crítico es el ex ministro de Gobierno y precandidato a la presidencia por Concentración de Fuerzas Populares (CFP), Jaime Damerval.

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Damerval citó tres puntos por los que considera ilegítima la conformación de estos organismos: se incumple con la Ley de Contratación Pública, se evade la fiscalización que debe realizar la Contraloría General del Estado a las obras públicas, y de la fiscalización del Concejo Cantonal.

Damerval sostiene que no se rinden cuentas del dinero, aunque reconoce el mérito de algunas personalidades que han integrado los directorios de las fundaciones.

El ex ministro de Gobierno afirmó, sin embargo, que el Concejo Cantonal pudo hacer las obras a menor precio y mejor. “Es intolerable que el administrador de la fundación tenga más poder que el Concejo”, manifestó.   

Sin embargo, el concejal  Alfredo Bautista, del Prian, indicó que sí tienen participación en lo que se hace en las fundaciones, aunque no directamente.

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El Concejo se encarga de aprobar el presupuesto de las obras que realizan las fundaciones municipales.

“Ellos pasan un informe detallado de las obras  de regeneración  y nosotros en la sesión aprobamos sus proyectos más presupuestos”, dijo Bautista.

La creación de las fundaciones incluso ha  tenido observaciones por León Febres-Cordero. 
El pasado 3 de marzo, el ex alcalde indicó que el Municipio puede realizar sus labores, “quizás con un poco más de lentitud, directamente, sin tener que recurrir a fundaciones”.

Y justificó que en su época creó una sola fundación por lo que implicaba la construcción del Malecón 2000. “Era una obra sui géneris, que iba a ser construida con el aporte del 25% de entrega voluntaria por parte de los contribuyentes del Impuesto a la Renta”, señaló en aquel entonces.

Hay quienes consideran que las fundaciones son un modelo de descentralización, que ayudan al desarrollo de actividades productivas.

Es el criterio de Alberto March, miembro del directorio de la Junta Cívica, quien estima que el centralismo limita el crecimiento. “Guayaquil ha probado que bajo las fundaciones se puede progresar más dinámicamente”.

Esto, según March, porque las fundaciones tienen sus propios estatutos que viabilizan la contratación, sin que esto implique eludir los controles de la Procuraduría y de la Contraloría.
Con el tiempo, municipios como Quito, Cuenca y Machala crearon sus fundaciones.