El presidente de EE.UU., George W. Bush, dijo ayer que los soldados estadounidenses en Iraq luchan para proteger a los ciudadanos  de ataques como los del 11 de septiembre del 2001, que dejaron unos 3.000 muertos, y para defenderlos del terrorismo.

Más de 1.800 soldados estadounidenses han muerto en Iraq y otros miles han resultado heridos.

Las palabras del Mandatario se producen en un momento de creciente descontento por cómo se está manejando la guerra en Iraq, con importantes arrestos por protestas antiguerra junto al rancho donde Bush pasa las vacaciones en Texas, dirigidas por Cindy Sheehan, la madre de un soldado muerto en Iraq.

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Además, nuevas encuestas muestran que casi seis de cada diez estadounidenses están preocupados por la evolución de la guerra.