A las 09h00, de este viernes, Solón Espinosa colgó el teléfono y se sentó frente a la máquina de escribir: “Sensible a la petición verbal que me hiciera esta mañana, presento a usted mi renuncia a las funciones que me fueron conferidas”. Así el general Espinosa terminó la carta y sus 120 días al frente del Ministerio de Defensa.

Luego, se despidió de sus colaboradores y se fue a Carondelet a presentar su renuncia. Su frontalidad para exponer los motivos de su salida contrasta con el argumento que dos horas después de ser redactada la dimisión, diera el secretario de Comunicación, Andrés Seminario. “El Ministro de Defensa ha renunciado por asuntos personales”, dijo.

El pedido de renuncia lo hizo el presidente Alfredo Palacio, vía telefónica. Espinosa no esperó mucho para atenderlo. Lo complació con una carta de seis líneas: “Tengo a bien expresarle mi agradecimiento por haberme considerado en momentos difíciles que vivió el país para que ocupe la Cartera de Defensa...

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A usted le ofrecí lo que ha sido norma de mi vida, trabajar leal y honestamente, lo cual he cumplido durante este tiempo que formé parte de su Gobierno”.

Espinosa fue celoso de su cargo. En el desempeño admitió que tenía divergencias con el coronel (r) Jorge Brito, asesor en seguridad del régimen.

“El asesoramiento en Seguridad Nacional lo da el Cosena y nadie más. Por ley, el ministro de Defensa es el encargado de brindar asesoramiento en defensa y naturalmente dije que si el coronel va a estar en eso, yo no hago nada ya en el Gobierno”, aseguró Espinosa. Entonces Palacio se quedó con el General y despidió a Brito.

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Pero, Espinosa también pidió el cambio del comandante del Ejército, César Ubillús y en su lugar puso a Jorge Zurita. “En el cumplimiento de las funciones del Gral. Ubillús no logré tener la confianza necesaria para que siguiera en el cargo”, explicó Espinosa.