“En las normas de los derechos humanitarios está que se puede abrir fuego en defensa propia”, dijo.

Pocas horas después de su posesión, el ministro de Defensa, general Oswaldo Jarrín, justificó ayer ante la prensa el uso de la fuerza para controlar los desmanes en las provincias de Orellana y Sucumbíos, en paro desde el lunes pasado, y que fueron declaradas en emergencia el miércoles.

Jarrín dio estas declaraciones a las 16h00, minutos antes de mantener una reunión con el Consejo de Seguridad Nacional (Cosena) a fin de analizar el paro amazónico.

Para el general, que se posesionó pasado el mediodía en Carondelet, la medida de hecho se ha convertido en una “amenaza a la estabilidad del Estado y la integridad física de las personas”.

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Por ello, señaló que para  reinstaurar el principio de autoridad y proteger la vida de la población es necesario “el empleo de la fuerza profesional, cauta, tinosa, pero firme”. Atentar contra las áreas estratégicas, dijo, es atentar contra la seguridad del Estado.

Jarrín indicó que “se requiere el uso de la fuerza esencialmente cuando se agreda y se utilice la violencia”.

Todo ciudadano, aclaró, tiene el derecho a la defensa. “Si se ve que las instalaciones estratégicas están siendo amenazadas o se intente destruirlas o sabotearlas se aplicará el máximo de la fuerza”, puntualizó el oficial.

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Cuando se le preguntó ¿se va a disparar contra la población?, Jarrín respondió: “Está en las normas del derecho internacional y humanitario que inclusive se puede abrir fuego en defensa propia”, aunque reiteró que no se ha impartido esa disposición.

En casos extremos del uso de dinamita (de parte de los manifestantes), dijo, tendrá que en la correspondencia de la fuerza que se utiliza ilegalmente, aplicar legalmente una fuerza profesional.

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El general reveló que las situaciones tácticas y operativas manejadas están coordinadas por el Comando Conjunto  de las Fuerzas Armadas y aseguró que se había reforzado las unidades militares en ambas provincias de la Amazonia.

En Carondelet, cuando asumió su nuevo cargo, Jarrín, que fue jefe del Comando Conjunto en el régimen del ex mandatario Lucio Gutiérrez, hizo una promesa de lealtad al Gobierno y ofreció ejecutar acciones para devolver la estabilidad y la paz en el país.

Su intervención fue corta, pero directa. Justificó, por ejemplo, el estado de emergencia dictado por el gobierno de Alfredo Palacio y añadió que el propósito de esta medida es restablecer el orden público y garantizar la vida de la población.

En la ceremonia, que se realizó en el Salón Amarillo, estuvieron presentes algunos ministros de Estado.

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Posteriormente, Andrés Seminario, secretario de Comunicación, afirmó que no habría otro cambio de gabinete, pues en la mañana corrieron rumores sobre la salida de otro ministro.