Los actuales precios de la vivienda en Estados Unidos en gran parte del país representan una burbuja. Cuando esa burbuja comience a desinflarse, lo mismo sucederá con el crecimiento del empleo que ella ha generado.

Yo solía vivir junto a un inmigrante ruso. Un día me pidió que le explicara algo que lo intrigaba sobre su nuevo país. “Este lugar parece muy rico”, dijo, “pero nunca veo a nadie haciendo algo. ¿Cómo se gana el país el dinero?”.

La respuesta, estos días, es que nos ganamos la vida vendiéndonos casas unos a otros. A partir de diciembre del 2000, el empleo en las manufacturas estadounidenses ha caído en el 17%, pero la membresía en la Asociación Nacional de Agentes Inmobiliarios ha subido el 58%.

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El auge en la vivienda ha creado empleos en dos formas. Se han creado muchos empleos, directa e indirectamente, por un incremento en la construcción de vivienda. Y el aumento en el valor de las casas ha alimentado un incremento simultáneo en el gasto de los consumidores.

Empecemos con la construcción de casas. Entre 1980 y 2000, lapso anterior al auge en la vivienda, el gasto en la edificación de casas nuevas promedió el 4,25% del PIB. En el trimestre más reciente, no obstante, fue de 5,98%. Esa diferencia es equivalente a alrededor de 200 mil millones de dólares al año en gasto adicional, que generó aproximadamente dos millones de empleos más.

Y también está el salto en los precios de las casas. Durante los últimos cinco años, los precios de las casas han aumentado con mucha mayor rapidez que el costo de la vida en su conjunto, lo que agrega cerca de cinco billones de dólares a la riqueza del público. Las estimaciones típicas dicen que cada dólar adicional en riqueza por vivienda agrega alrededor de tres centavos de dólar al gasto anual del consumidor, ya que las familias reducen sus ahorros y solicitan préstamos contra sus casas ahora más valiosas. Así es que estamos hablando de 150 mil millones de dólares adicionales en el gasto, y de aproximadamente un millón y medio más de empleos.

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¿Hay alguna otra cosa en la economía estadounidense que rivalice con la vivienda en tanto fuente de creación de empleos? Bueno, también está el gasto bélico. El Instituto de Política Económica estima que el aumento en el gasto militar en los últimos cuatro años ha creado 1,3 millones de empleos en el sector privado.

Y, sí, están las reducciones tributarias de Bush, que el gobierno insiste son la fuente de todo lo bueno en la economía. Y es cierto que alguna parte de las reducciones tributarias, que sumó 225 mil millones de dólares este año, debió haberse gastado en formas que generaron empleo. Dadas estimaciones razonables del efecto de la reducción tributaria en el gasto, no obstante, es probable que hayan sido una fuerza más reducida en la creación de empleos que el gasto militar, y mínimas en relación con el auge en la vivienda.

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Así es que se trata de una economía impulsada por los bienes inmuebles. ¿Qué hay de malo en ello? Ya he escrito antes sobre las razones para creer que los actuales precios de la vivienda en Estados Unidos en gran parte del país representan una burbuja. Cuando esa burbuja comience a desinflarse, lo mismo sucederá con el crecimiento del empleo que ella ha generado.

Pero también está la inquietante cuestión de que estamos pagando el auge en la vivienda (y el gasto militar y los recortes tributarios) con dinero prestado por los extranjeros.

Cualquier libro de texto de economía actual le dirá que está muy bien pedir prestado en el extranjero si el dinero se usa para expandir la capacidad productiva de la economía. Cuando Estados Unidos en el siglo XIX pidió prestado a Europa para construir sus ferrocarriles, sabía que con esas inversiones estaba mejorando su capacidad para pagar esa deuda después. Ahora no estamos pidiendo prestado para adquirir una mayor capacidad productiva. Como porcentaje del PIB, las inversiones en otras ramas que no sean la construcción de vivienda están por debajo del promedio de 1980 a 2000 y muy por debajo del nivel a finales de los años noventa.

Una respuesta más completa para mi antiguo vecino sería, entonces, que actualmente los estadounidenses se ganan la vida vendiéndose casas unos a otros, que se pagan con dinero que prestan los chinos. De alguna forma, eso no parece ser un estilo de vida sostenible.

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Entonces, ¿qué tan sólida es la recuperación económica de Estados Unidos? Los británicos tienen una frase que se aplica en estos casos: “tan seguro como las casas”. Nuestra economía es tan segura como las casas. Desafortunadamente, dados los precios actuales y nuestra dependencia en los prestamistas extranjeros, las casas no son nada seguras.

The New York Times News Service