Algunas personas que viven una situación catastrófica pueden padecer trastorno de estrés postraumático. Es una enfermedad psiquiátrica que afecta la salud y la vida cotidiana. Se trata mediante terapia psicosocial y en ocasiones con medicamentos.

Cuando una persona vive una experiencia traumática, como un ataque, un accidente, una catástrofe, la muerte de un familiar o incluso la propia enfermedad u hospitalización, la angustia que siente puede dejar de ser la normal respuesta a ese evento o situación y transformarse en algo más serio.

Este cuadro es diagnosticado como trastorno de estrés postraumático y está descripto como una enfermedad psiquiátrica. Puede darse inmediatamente después de ocurrido ese evento o bien seis meses después. Cuando se presenta prontamente después del hecho traumatizante, en general puede ser resuelto dentro de los tres meses, aunque algunas personas pueden experimentar un trastorno severo y más prolongado.

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Todos, incluso los niños, pueden padecerlo. Sin embargo, no todos los individuos que son parte de un evento traumático llegan a desarrollar este trastorno, sino que sufren estrés en una forma más leve.

Quienes padecen trastorno de estrés postraumático manifiestan tres tipos de síntomas. Los que hacen que la persona reviva el evento numerosas veces -lo que perturba sus actividades cotidianas-, y que se dan a través de recuerdos reiterativos, sueños persistentes, episodios en los cuales el hecho parece estar sucediendo nuevamente y reacciones corporales a situaciones que hacen recordar ese momento.

Por el contrario, los síntomas de la evasión se dan a través de la incapacidad para recordar aspectos importantes del trauma, falta de interés en las actividades diarias, indiferencia, insensibilidad emocional, apatía y aislamiento de otras personas. Los síntomas de excitación hacen que la persona sufra episodios de ira, esté irritable, se sobresalte y tenga dificultad para dormir y concentrarse.

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Muchos pacientes con este trastorno también se sienten culpables. Otros pueden padecer cuadros más complicados, con depresión, ansiedad, fobia y hasta pueden llegar al abuso de drogas y alcohol.

Todavía se desconocen las causas por las cuales algunas personas sufren este trastorno y otras no. Sin embargo, se sabe que hay determinados factores psicológicos, genéticos, físicos y sociales que pueden contribuir a su ocurrencia.

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La mayoría de los tratamientos apunta a reducir los síntomas. Para esto se estimula a la persona a que recuerde el evento, se exprese sobre él y sienta que es ella quien domina el recuerdo y no al revés.

Esto puede realizarse mediante una terapia o recurriendo a los grupos de apoyo, en donde se genera un ambiente propicio para que las personas puedan compartir sus experiencias. También se puede apelar a los tratamientos de comportamiento, que son un tipo de terapia conversacional, por los que se expone gradualmente al individuo frente al objeto o recuerdo.

Por otro lado, como el trastorno de estrés postraumático altera la respuesta del cuerpo al estrés y afecta las hormonas del estrés y los neurotransmisores, también se pueden utilizar medicamentos que actúen sobre el sistema nervioso. Así se puede reducir la ansiedad y la depresión y los sedantes pueden mejorar la dificultad para conciliar el sueño.