Los bebés no siempre están protegidos en el vientre materno. Dos tipos de incompatibilidad sanguínea entre madre e hijo pueden causar síntomas como la ictericia, e incluso la muerte.

Durante los nueve meses del embarazo, las futuras mamás suelen decir que se sienten en completa armonía con el hijo que llevan dentro. Así les hablan y acarician su panza para comunicarse con ellos. Sin embargo, aunque las mujeres en la dulce espera apelen a estos recursos para estar cerca de sus bebés, algunas veces la química no las acompaña.

Se trata de los casos en los que hay incompatibilidad sanguínea entre madre e hijo, ya sea incompatibilidad RH como ABO, en los que el bebé puede sufrir diferentes síntomas.

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La incompatibilidad RH se desarrolla cuando existe una diferencia entre el tipo de sangre RH de la mujer embarazada y el del feto: sólo cuando la madre es RH negativo y el bebé RH positivo, y no viceversa.

En general, en estos casos los primeros bebés no se ven afectados -porque la madre desarrolla anticuerpos contra la sangre fetal RH diferente, pero no de forma inmediata- pero sí los segundos hijos RH positivos.

Las secuelas de la incompatibilidad RH tienen diferente gravedad. Puede causar hemólisis (destrucción de los glóbulos rojos) con liberación de hemoglobina libre en la circulación del bebé. La hemoglobina se convierte en bilirrubina, que hace que el neonato se ponga amarillo (ictericia). Los casos de ictericia por incompatibilidad RH pueden ser desde leves a muy peligrosos.

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Los bebés con ictericia extrema por incompatibilidad RH severa pueden padecer kernicterus. Este es un síndrome neurológico que se caracteriza por la pérdida del reflejo de alarma, alimentación deficiente y disminución de la actividad. Estos bebés pueden morir o sobrevivir con disminución del tono muscular, de la capacidad mental y otras complicaciones.

Una patología severa consecuencia de la incompatibilidad RH es la hidropesía fetal, por la que se destruyen masivamente los glóbulos rojos fetales, produciéndose anemia grave. Esta puede ocasionar insuficiencia cardíaca, inflamación corporal total o dificultad respiratoria, por lo que los bebés suelen morir antes o después del parto.

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Afortunadamente existe un eficaz tratamiento para prevenir la incompatibilidad RH. Las mamás RH negativo deben controlarse periódicamente con su obstetra y mediante la administración de inmunoglobulinas espaciales se puede evitar que la madre RH negativa reaccione contra la sangre de su bebé RH positivo. De hecho, en países como Estados Unidos, mediante este tratamiento profiláctico la hidropesía fetal y el kernicterus han disminuido.

El segundo tipo de incompatibilidad sanguínea entre madre e hijo es la ABO. Esta se produce cuando la sangre de la madre es del grupo O y la del bebé es de los grupos A o B. A diferencia de la incompatibilidad RH, no existe una forma de prevenir la ABO, sin embargo las consecuencias que presenta -hemólisis y anemia- son menos graves. Además, esta condición no empeora con cada embarazo.