España de finales del siglo XV se debatía en la más grande pobreza debido a las guerras en las que había estado inmersa por la expulsión de los moros. Con el descubrimiento de América, su economía se revaluó y llegó a ser el imperio más poderoso de Europa.

En el siglo XVI, el rey Felipe II se vanagloriaba de que en su imperio no se ocultaba el sol porque cuando anochecía en España, amanecía en América; el nuevo mundo era una fuente de riqueza incalculable. Riqueza arrancada sometiendo a los naturales americanos; para muestra basta recordar las encomiendas, mitas y obrajes.

Junto con el abuso de la mano española venía también el desarrollo cultural que en Europa alcanzaba niveles impresionantes en las artes y la ciencia, esto es el Renacimiento. Este movimiento fue aprovechado a lo largo de los siglos; dio lugar a una nueva raza, mezcla de peninsulares y criollos que a la larga se levantaron contra las instituciones españolas y se declararon dueñas de su propio destino.

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Es hora de que los latinoamericanos constituyan una gran comunidad de naciones como conjunto de instituciones jurídicas para alcanzar intereses comunes. Este bloque, con un mismo idioma y moneda, mejoraría el nivel de exportación del continente y se desarrollaría, favorecido por la expansión de mercados y del libre comercio.

Yolanda Zambrano de Vera
Guayaquil