Hace pocos días EL UNIVERSO planteó un tema de discusión muy interesante: ‘Cómo estructurar una sociedad que vaya más allá del Estado y del mercado’, partiendo del principio que tanto los esquemas estatales como los de mercado han demostrado no resolver los problemas de las sociedades. Y se proponía una nueva (o tercera) vía basada en la iniciativa de los ciudadanos como el motor del desarrollo. Algunas observaciones sobre tema tan esencial:

1) Ninguna economía del mundo es un laboratorio perfecto de Estado o mercado, pero la historia muestra contundentemente que las sociedades más orientadas al mercado, la competencia y la libertad presentan índices de desarrollo económico (de calidad de vida) muy superiores.

2) No se puede poner al mercado y al Estado en un mismo plano. El primero es solo un espacio de encuentro, intangible e inmaterial, el segundo una creación tangible de poder. El mercado no ha sido creado por nadie, porque es simplemente el sitio de encuentro libre, está donde está la gente que intercambia algo, desaparece con la gente. El Estado en cambio tiene nombres y apellidos, de ahí su capacidad para los excesos y manipulaciones.

3) Sin duda el artículo no se refería al mercado como tal, sino al “mercado manipulado, atrofiado, deformado” en el que, más allá de los intercambios libres, hay fuerzas que permiten sesgar la riqueza a favor de algunos. Eso ciertamente existe, pero la pregunta es entonces, ¿cómo se manipulan los mercados? Y la respuesta casi única es que se lo logra mediante las prebendas que no otorga el propio mercado (que no las puede otorgar ya que es solo un espacio de intercambio) sino el Estado: monopolios, controles, limitaciones a la competencia interna y externa. El Estado intenta convertir al mercado en una copia suya. En cambio, el mercado por esencia no puede manipular al Estado. Usted pensará quizás: ¿pero no es cierto que personas y grupos interesados manipulan al Estado en su favor, lo “privatizan”? Sin duda, pero no es por acción del mercado, sino porque el Estado en su esencia se presta a esas manipulaciones y a mayores manipulaciones, cuanto más interviene en la vida diaria de las sociedades.

4) Lo que el artículo plantea como un sistema donde la gente dirige sus destinos, es exactamente lo que plantea el liberalismo básico. La gente va construyendo sus destinos a base de su libertad y creatividad, libertad de asociación, de comercio. Donde cada uno avanza a base de su esfuerzo. Libertad para ser solidario. Con un Estado mínimo que cumple sus funciones básicas de preservar el entorno legal y de propiedad. Una mezcla de individualismo y solidaridad que los propios miembros de la sociedad deciden. Donde no hay un destino preestablecido por los “sabios”, sino caminos que se van trazando.

Es exactamente eso, esa visión planteada en EL UNIVERSO ya tiene nombre, ancestro y abolengo: el verdadero liberalismo (no el trastocado por la politiquería).

Nota: Aclarando ciertas versiones periodísticas: ni he formado, ni formo parte de asesoría alguna a la Presidencia.