La Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN) se enrumba en una geopolítica renovada. Enlaza las realidades y oportunidades de la geografía de los países con el enriquecimiento que ofrecen las diferencias culturales y busca abrir nuevas oportunidades para reducir las desigualdades y mejorar la vida colectiva.

La geografía ha dejado de ser un factor geopolítico que sustente el poder político de los estados y que con un criterio de espacio vital sirviera en otras épocas para la expansión territorial.

Actualmente y gracias a la tecnología, las comunicaciones y el transporte, los países se han acercado físicamente y con iniciativa y voluntad integracionistas se pretende evitar que la globalización fragmente a los países del Tercer Mundo, como lo ha presagiado Philippe Moreau.

La visión geopolítica sudamericana tiene un enfoque interno de integración del espacio físico y un enfoque externo que a partir de la integración se conecten los dos océanos; abriéndose oportunidades tanto de llegada como de proyección de las líneas de comunicaciones marítimas, desde y hacia la cuenca del Pacífico y Panamá. La nueva concepción de la geografía junto con la visión estratégica en el nuevo orden mundial, da prioridad a los intereses sociales a ser logrados por el eje de desarrollo económico al que se procura dar prioridad en el subcontinente.

En este sentido, la CSN reiteró en el Consenso de Guayaquil en el 2002 su apoyo al Proyecto de Integración de la Infraestructura Sudamericana (Iirsa), por ser un factor esencial para la integración del espacio económico de América del Sur y el desarrollo de los países.

Para vencer a una geografía sudamericana conformada por espacios pequeños que no son viables por sí solos, discontinua debido a las cordilleras, a la Amazonia y a amplias redes fluviales, se determinaron 10 ejes de integración y desarrollo en los que se incluyen ambiciosos proyectos de desarrollo económico con el apoyo financiero de la CAF, BID, Fonplata y Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF).

Para explotar la excelente posición geográfica de nuestro país, sus cuatro puertos y la infraestructura de transporte, Ecuador está incluido en dos ejes: el amazónico y el corredor bio-oceánico multimodal Manaos-Manta, alrededor de los cuales se trata de crear zonas económicas y cadenas productivas que den sustento a los ejes de integración y a la vez favorezcan la entrada y salida al espacio sudamericano.

Dentro de este contexto se tuvo la visita del canciller de Brasil, Celso Amorin, porque no quiere que el cambio de régimen afecte sus intereses geopolíticos en el Ecuador y quiere además ampliar su área de influencia en el Pacífico, en su interés de bio-oceanidad.

Este proceso geoeconómico, visto como un instrumento para el desarrollo social y mejoramiento de la calidad de vida de la población está siendo impulsado con entusiasmo por los presidentes de la región. El presidente Chávez al respecto considera que “una cosa son los conflictos políticos y las ideologías y otras, las relaciones comerciales entre los pueblos”; separación atinada y oportuna por cuanto reconoce que el poder económico no necesariamente se traduce en un poder estratégico y geopolítico, lo cual significa que es factible mantenerse al margen de un mundo hobbesiano en el que el poder militar y la confrontación son claves para las relaciones internacionales.

Se aspira a que esta nueva visión geopolítica encauce el discurso y mantenga la coherencia hasta ser verificado en la práctica.