Los cultivos y alimentos transgénicos representan un riesgo muy alto para la salud humana, debido a que en su construcción intervienen el material genético, desnudo de microorganismos patógenos y resistentes a antibióticos como la E. Coli, Agrobacterium tumefasciens y el virus del mosaico de la coliflor (VMOC), similar a los virus del VIH-sida y hepatitis B. Esto implica que los alimentos genéticamente modificados (GM) desarrollen en los seres humanos alergias, alteraciones metabólicas e inmunológicas, producción de sustancias cancerígenas entre otras. En el ámbito ecológico causa efectos dañinos en los agroecosistemas, primero por el surgimiento de supermalezas y segundo por la contaminación del suelo, agua, de la cadena alimentaria y acumulación de tóxicos en la vida silvestre.

Frente a esta preocupante realidad que se presenta en toda América Latina, debemos estar atentos para denunciar y detener la violación del derecho a la vida y bioseguridad alimenticia. Por este motivo el Frente Nacional por la Salud de los Pueblos del Ecuador plantea ante el país, primero el reconocimiento del derecho a la alimentación como un derecho fundamental básico de los estudiantes y comunidad en general. Segundo, la garantía a la calidad y la inocuidad de los alimentos, siendo responsabilidad del Estado y deben de estar enfocados su seguridad, de la granja a la mesa del consumidor. Tercero, el empleo de plaguicidas y agrotóxicos prohibidos, así como la presencia de residuos en los alimentos debe ser rechazada por el pueblo, para de esta manera asegurar la inocuidad desde la etapa de producción hasta el consumo final, las buenas prácticas  agrícolas deben pasar desde la teoría a la práctica.

La soya y otros alimentos genéticamente modificados (GM), implica el desarrollo de resistencia en la maleza por el uso constante y masivo de un agroquímico (glifosato) lo cual obliga a la aplicación de cada vez más cantidades de dicho herbicida +Poea, cuya formulación está cuestionada por la alta toxicidad para la salud humana y el ambiente.

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Debemos defender la soberanía alimentaria, siendo una responsabilidad ineludible para enfrentar esta agresión, y además impulsar la producción nacional para que satisfagan nuestras necesidades, con el uso de tecnologías que podamos controlar, sería un objetivo alcanzable.

Dr. Teodoro Vinueza Pinos
Guayaquil