El mundo de hoy es competitivo para las actividades económicas. Los negocios operan dentro de una economía entrelazada, que destruye tradiciones, premisas y estabilidad, con las cuales las empresas han conseguido crecimiento y han hecho conocidas sus marcas. El orden vertical va cediendo espacio a la organización horizontal que implica disgregar actividades hasta ahora centralizadas.

El TLC, la penetración de China con sus zonas de influencia, la competencia de la India, la situación monetaria originada en parte por la Unión Europea, el dominio del petróleo que siente cercano el agotamiento de reservas, etcétera; transforman y revolucionan los mercados, y consecuentemente las organizaciones tradicionales de negocios y hasta las sin objeto de lucro. La salud y la educación no son excepción en el cambio de paradigma global que se opera por efecto de la velocidad de la información.

En consecuencia, la administración, es decir el management, está dejando de ser entendido como la habilidad para dirigir gente, para convertirse en la genialidad para manejar las complejidades del futuro y crear mayor valor mediante la innovación del producto.

El fin de todo negocio es dar rendimiento económico, el mercado no es único ni el producto es único, de tal manera que una de las principales preocupaciones del management es la visión (futuro) que se logre formar el director de gestión acerca de la competitividad con que enfrenta su producto al mercado. En este rodar podrá identificar si su producto tiene la línea de competencia. La Ley de Moore (mejoramiento continuo) es una buena guía para la mentalidad del gerente innovador.

Dos actitudes importantes debe tener el gerente o administrador: un pie en el presente –su trabajo actual–, y el otro pisando el horizonte (qué es hoy la empresa y adónde quiere estar mañana). Por lo tanto, su trayectoria está entre la innovación y la incertidumbre.

Con la existencia del TLC y la competencia que se desata con los factores que antes mencioné, la competencia entre naciones y empresas será dura y demandará vigilancia constante. Habrá que romper con tradiciones y mitos; el gerente tendrá que entrenarse para tomar sus decisiones en tiempos cortos; de lo contrario otros las tomarán. Igual ocurrirá con los gobiernos de las naciones; las indecisiones tendrán un costo muy alto.

Las facultades universitarias tienen que revisar el pénsum de sus materias; van a encontrar qué forma y contenido de la enseñanza son obsoletos, porque la tecnología en general y la velocidad de la información obligan el cambio. (Como ejemplo vale la pena analizar la síntesis científica que supone el vuelo del Discovery y los cambios que traerá para la humanidad: una mujer comandando una misión científica de alto riesgo y gran disciplina para cumplir objetivos fuera de la atmósfera y la gravitación, aparte de solucionar contingencias fuera de la nave).

Otrosí: las teleconferencias limitarán viajes ejecutivos; los negocios en monedas de distintos países darán nuevas orientaciones a los costos de operación, por lo que será necesario reformularlos en base a nuevas estrategias. Visión ecológica y estrategia empresarial serán las nuevas materias que acompañarán a aquellas tradicionales que mantienen temas que habrá que desechar.

El crecimiento y progreso empresarial tendrán que ser medidos de otra forma. La nueva visión gerencial es apostar al futuro.