En varias décadas del siglo XX, estos lugares tuvieron a muchos ciudadanos deseosos de saber bailar los ritmos vigentes de entonces.

En la memoria de los guayaquileños está vigente la labor de enseñanza y difusión del ballet clásico, danzas españolas, etcétera, que desde antes de la primera mitad del siglo pasado realizaron aquí prestigiosos centros como los de Ramón Porta, Dora Indart, Kitty Sakilarides, Janeth Vivar, Raymond Maugé, Inge Bruckman, Olga Valdez, Martha Reyna, Esperanza Cruz, Guillermo Rodríguez, entre otros valores.

Asimismo constan los nombres de los profesores que en similares establecimientos enseñaron los bailes populares a quienes querían lucirse en las reuniones familiares de cumpleaños u onomásticos, la fiesta barrial e institucional o cualquier otro motivo de esparcimiento al compás de las contagiantes notas de los valses, fox trots, one steps, guarachas, boleros, congas y más ritmos otrora predominantes en el ambiente musical.

Un aviso clasificado de EL UNIVERSO de agosto de 1930 lo testimonia: “Miguel A. Martínez, profesor de bailes modernos, perfeccionado en Nueva York en la misma escuela del malogrado artista Rodolfo Valentino. Clases privadas y particulares. Chile 605”. Y lo mismo este de 1947: “Profesora de bailes modernos. Aprenda Ud. los bailes de moda: porros, guarachas, mambos, bote samba, etcétera. Enseñanza individual señoritas y caballeros. Colón 711 y Chanduy” (ahora calle García Avilés).

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Como ocurre ahora con quienes acuden a aprender reggaetón, perreo, vallenato, bailes árabe e hindú, merengue, salsa  y hacen baile terapia con axé, zumba, pop tropical y  cumbia, nuestros padres y parientes mayores iban en pos de sus instructores para saber danzar los inolvidables temas Noches de Hungría (fox trot), Ay mama Inés (rumba), Carolina cahó (conga), Ay, Sandunga (vals), Qué rico el mambo (mambo), La cumparsita (tango) y otras piezas más que caracterizaron a esos años.

Otro clasificado del 12 de octubre de 1932 en  este matutino consigna: “Profesora de baile por 3 sucres semanales. Aprenda tango, fox trot, vals, etcétera. Sucre 708 y Morro” (ahora Rumichaca).

La maestra danesa Ellen Holst, en 1947, daba cursos de  tres meses con gimnasia rítmica y baile (vals, tango, swing, fox trot) y la Sociedad Hijos del Trabajo auspiciaba una Escuela de Baile y Declamación a cargo de Alberto Santana, con bailes modernos y criollos.

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Tal era la dedicación de los maestros y el aprovechamiento de sus  alumnos que muchos se consagraron como bailarines en los conocidos establecimientos de diversión con que contaba Guayaquil años atrás  y, en igual forma, en la tradicional American Park, que solía organizar concursos y maratones de bailes para distracción  del  vecindario, lo cual aseguraba nuevos discípulos para los profesores y academias.

Tiempos actuales
En el 2005 se siguen publicando avisos de planteles dedicados a la enseñanza del ballet clásico y semiclásico, bailes modernos, pop latino, pop rock y otros ritmos de moda. Allí Danzárabe, de Neme Quintero-Touma; Cuballet, de Mayi Daet Rodríguez; Producciones Mirian Terán, Danzas Jazz, de Miguel Salem; los estudios de Yesenea Mendoza,  Hugo Guerrero y otras conocidas figuras de la danza.

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Esto es, a breves rasgos, la remembranza  de las escuelas o academias de bailes populares que también se inscriben en la memoria urbana guayaquileña. Su propósito no ha desaparecido, porque los actuales planteles amplían sus servicios al incluir modelado, poses, desfile de pasarela, canto, locución  y otras modalidades y expresiones artísticas.