Cuando se inventó la TV, los profetas de la época  preveían que en poco tiempo el poder de las imágenes desplazaría al “limitado” poder de las palabras.

Afortunadamente, la predicción de que el “video mataría a la estrella radiofónica”, como decía el título de una famosa canción pop de 1979, no se cumplió. Y es que resulta claro que el poder de las palabras bien dichas puede ganar de largo la carrera a  las imágenes sosas que día a día convoca la mayor parte de la producción televisiva.

Ahora bien, en el origen de la televisión estuvieron los formatos radiofónicos. En otras palabras, los primeros programas de TV eran simplemente una recreación de los formatos  de radio trasladados a los nacientes sets audiovisuales. Pero en más de 50 años, mucha agua ha pasado bajo el puente, o en otras palabras, mucha  TV se ha recorrido.

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Así hemos llegado al último aporte de Canal Uno a las transmisiones deportivas. Se trata de todo un paso adelante: ya no solo radializar la TV, sino ahora hacerlo en loop.

¿Loop? ¿Qué es un loop? Nada muy complicado, simplemente es un fragmento de sonido o imágenes que se repite ciclicamente. Los DJ utilizan los loops para lograr un efecto de sonido. Los artistas que trabajan con video lo hacen  para enfatizar algún concepto.

En las transmisiones deportivas de Canal Uno se va más allá: se usa para crear atmósferas de ficción, mientras los locutores bromean entre ellos, cuentan anécdotas, se vacilan, se autoelogian... Ficción total, vamos.

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Así sucedió en el Barcelona vs. Liga de este fin de semana. Como las imágenes del partido (en la cancha) no las puede  transmitir para la ciudad de Guayaquil, se optó por transmitir una larga secuencia de casi tres minutos  (un estadio lleno, gente saludando a la cámara, un vendedor que pasa por los graderíos). Eso se pudo ver este domingo en el partido de Guayaquil para Guayaquil, pero es habitual (con sus variantes) que también sea el recurso que se utiliza para “transmitir” los partidos de Quito para Quito.

Ese algo que dicen que se llama “televisor”

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Como dije antes: todo un aporte a la historia de la TV mundial. Pero no hay que ser tan ingenuo como para pensar que se trata de la falta de imaginación de los productores o de un truco para ahorrase unos centavos para no tener que pagar a un camarógrafo que busque en los graderíos algo digno de acompañar a las bromas y alabanzas mutuas que transmiten  Carlos Víctor Morales, Fabián Gallardo y Andrés Guschmer (de fútbol, eso sí,  poco y mal).

No, lo que está tras de todo esto no es más que los secretos deseos de realizar una producción de ciencia ficción que tiene el equipo de deportes de Canal Uno.
Por eso quieren transmitir el calor  de un estadio lleno cuando hay un estadio semivacío, la imagen de euforia en un juego que se caracterizó por el aburrimiento y la sensación de que estamos ante una radio con pantalla cuando el hecho es que  estamos sintonizando algo que cuando lo compramos nos dijeron que se llamaba “televisor”... Aunque sea una de las transmisiones deportivas de Canal Uno.