Antonio Gramsi escribió desde la cárcel, arrestado por Mussolini, su famosa obra Cuadernos desde la Cárcel, convirtiéndose en el padre de la estrategia moderna de lo que hoy podríamos llamar adoctrinamiento ideológico masivo. Le preocupaba la sostenibilidad del comunismo en Rusia por haberse dado por la fuerza sin que el pueblo haya sufrido primero un cambio cultural. Pensaba que era negativo que se le haya impuesto a Rusia un nuevo orden de cosas, valores y creencias a las que –si bien cansados del statu quo– no eran afines.

Los pasos que su teoría sugería dar son, en primer lugar, una ofensiva cultural. Quiere decir que durante este periodo se cuestiona, a veces solapada y a veces frontalmente, los valores existentes. Para Gramsi es imposible que ocurra si el proceso no se inicia por los intelectuales, quienes buscarán íconos de los valores originales que traicionen sus creencias y pasen a las nuevas huestes, lo que logrará que la clase hegemónica comience su desprestigio. El medio más eficiente, casi indispensable para tal efecto es la prensa, por supuesto.

Luego se debe pasar a lo que él llama desmontaje de los antiguos valores y montaje de los nuevos. Durante este proceso se da un momento destructivo y después uno constructivo, pero antes asegurándose de no dejar piedra sobre piedra del edificio de valores original. Creo que para muchos no será poco notorio que existen algunas tendencias y filosofías en esta etapa. Producto de ello hace poco se legalizó el matrimonio homosexual, por ejemplo. Es paradójico que la palabra matrimonio venga de mater. ¿No sería mejor decir patrimonio? Bueno, podríamos confundirnos con términos económicos o contables. Aunque… pensándolo bien, quizá eso sea lo más conveniente.

Producto de estos procesos se implanta entonces en la sociedad una nueva cosmovisión que abonará la tierra para recibir la semilla de las nuevas estructuras.
Por eso que Gramsi era uno de los pocos que pregonaban que el comunismo solo perduraría si se da por el camino democrático, y no por la revolución. Además, cuando se produzca el vacío, luego del momento destructivo, se debe estar muy alerta de que los valores y las personas que lo llenen no sean “las erradas”, y eso solo se puede lograr si el pueblo está adoctrinado, mientras que en una revolución todo puede suceder.

Gramsi diseñó su marco teórico buscando la destrucción de la sociedad capitalista en aras del advenimiento del comunismo. El mismo marco teórico ha sido usado, y con gran éxito hasta el momento, por varias otras teorías, movimientos y tendencias. Los más inquietantes se me antojan aquellos que buscan la destrucción de la familia como núcleo de la sociedad. Me parece que estos persiguen un solo objetivo: sustituir el sentido de trascendencia del ser humano por un sentido de inmanencia. Su enemigo, por ende, es cualquier escuela de pensamiento, teología, doctrina o institución que implique trascendencia. Víctor Hugo decía: “No hay nada más poderoso en el mundo que una idea a la que le ha llegado su hora”. ¿Qué pensaría sobre la que se la empuja para que llegue? Luego de leer a Gramsi, entiende uno por qué Mussolini cuando lo apresaba decía: “Hay que evitar por todos los medios que este hombre piense”.