En la Costa, las estaciones sísmicas están separadas. Hay un plan con apoyo extranjero para ampliar la red.

La red de sismógrafos del país cubre solo las dos terceras partes del territorio nacional y aunque –según el Instituto Geofísico– los movimientos telúricos se detectan en tiempo real, el mantenimiento de los equipos se dificulta debido a la falta de financiamiento estatal. El director del organismo, Hugo Yépez, indica que, por causas que desconoce, el gobierno de Alfredo Palacio aún no entrega hasta la fecha los fondos correspondientes al presupuesto del presente año.

Esta realidad se vive en momentos en que la Sierra norte se ve afectada por constantes sismos debido a la reactivación de las fallas de Quito y El Ángel-Mira-Otavalo. Una de las localidades más afectadas es Tapiapamba, en el cantón Urcuquí, en Imbabura, donde hay una decena de casas cuarteadas y al menos tres familias duermen en carpas plásticas por temor a que sus viviendas caigan por los temblores.

Por decreto presidencial, el Instituto Geofísico de la Politécnica Nacional es el organismo encargado de la vigilancia sísmica y volcánica en el país y de existir anomalías comunica a las autoridades de Defensa Civil para las tareas de prevención. El Estado apoya esa labor con fondos del presupuesto, en un monto que Yépez no reveló.

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“Los aportes del Gobierno son solo para mantenimiento de la red de sismógrafos y el personal que ejecuta esa labor. Resulta que ya presentamos la pro forma de presupuesto del 2006 y ni siquiera llegan los fondos del 2005”, dice el funcionario.

Una fuente del Ministerio de Economía, que pidió la reserva de su nombre, indicó que en estos días no se podía obtener una versión sobre el tema, por los cambios que se dan en esa cartera de Estado.

La red sísmica del Instituto Geofísico está constituida por unas 50 estaciones, la mayoría ubicadas en zonas cercanas a los volcanes Cotopaxi, Tungurahua, Cayambe, Guagua Pichincha y Reventador, que en los últimos años se reactivaron. En las islas Galápagos están seis de estas estaciones, una de ellas está ligada a la red mundial.

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A estos puestos de vigilancia se suma una decena de sismógrafos que componen la Red Sísmica del Austro de la Universidad de Cuenca.

La cobertura de los sismógrafos es menor en la Costa y el Oriente, según técnicos del Instituto Geofísico. En el caso de la franja costera solo existen aparatos en San Lorenzo, Jama, Cerro de Hojas (cerca de Portoviejo), Salinas, El Carmen y Quinindé. En el caso de Guayaquil, la estación sísmica más cercana es la de Salinas.

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Yépez dice que en esta región “tenemos una fila bastante separada al filo y una segunda fila similar en el medio, que es preciso mejorar”. En estos momentos se gestiona la ampliación de esta red con apoyo de organismos internacionales y fundaciones, como el IRD (Instituto para el Desarrollo) de Francia, la Curia y un programa de apoyo de la Unión Europea.

Patricia Mothes, científica estadounidense que labora para el Geofísico, destaca el apoyo extranjero para la ejecución de varios planes de modernización de estaciones como las de los volcanes Cotopaxi y Reventador y la instalación de un observatorio sísmico con tecnología de punta en Otavalo (Imbabura).

Mónica Segovia, sismóloga del Geofísico, estima que el déficit es de al menos diez estaciones. “Al ser más densa la red, se podrían detectar sismos de menor intensidad y pronosticar alguna reactivación”, menciona.

La instalación de una estación sísmica tiene un costo aproximado de diez mil dólares por cada una, considera el director del Instituto Geofísico. En este rubro está el sismógrafo, las antenas para el envío de la señal hacia el centro de procesamiento, en Quito, por medio de radio o satelital.

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Segovia señala que en la Sierra existen problemas en las estaciones porque se dan actos vandálicos, como el robo de los equipos en Chimborazo, o la quema de algún componente a causa de los rayos.

PLANES

CONTRA DESASTRES
El Estado ecuatoriano reconoció en la conferencia mundial sobre desastres (Japón, 18-22 de enero del 2005), que no existen políticas definidas para disminuir riesgos de desastres. “Sin embargo, se desarrollan algunas iniciativas para incorporar la gestión por sectores”, dice el informe.

SIN RESPONSABLES
Este documento oficial acepta además que no existe un órgano nacional de coordinación y colaboración multisectorial en materia de reducción de riesgos. Se menciona al Sistema Nacional de Defensa Civil, el Sistema Nacional de Planificación y la Unidad Coordinadora del Programa de Emergencia para Afrontar Fenómenos Naturales, como entidades para esos fines.

PRESUPUESTO
El informe cita que el Estado no incluye en su presupuesto anual un monto para la reducción de riesgos de desastres.