En una comunidad de Urcuquí, en Imbabura, familias duermen en carpas porque la tierra tiembla a cada rato.

Los repetidos sismos que se suceden desde hace un mes en la comunidad Tapiapamba, del cantón Urcuquí (Imbabura), hicieron que sus habitantes aprendan a sentirlos segundos antes de que estos ocurran. “Cuando van a ser los temblores, se siente un silbido o bramido y también los perros aúllan”, señala Tulia Cazar, moradora del pueblo, ubicado al noroeste de Ibarra.

Los registros del Instituto Geofísico (IG) de la Politécnica Nacional dan cuenta que en un mes, en este sector se dieron ocho sismos superiores a los 3,3 grados en la escala de Richter y cientos de menor intensidad. Pese a que hasta ahora no se dan desgracias personales, existe temor en la población, una decena de casas están cuarteadas y tres familias duermen en carpas instaladas en espacios abiertos.

El miedo a los temblores también se siente en Pomasqui y otros sectores del norte de Quito, donde también hay movimientos constantes de tierra. Las cifras de sismos mayores a 3,3 grados Richter registrados en Ecuador en el mes de julio es de 24. En agosto, hasta el 8 se contabilizaron siete temblores. En promedio, en el país se da casi un sismo superior a 3,3 grados por día.

Publicidad

¿Qué es lo que sucede? Hugo Yépez, director del IG, explica que en determinados sectores, como Urcuquí y el norte de Quito, hay un número de temblores que supera la cantidad promedio. “Eso indica que existe una anomalía. Cada sismo es una señal de que hay una falla y que representa peligro”, afirma Yépez.

Mónica Segovia, sismóloga del IG, y Patricia Mothes, técnica estadounidense que trabaja para el mismo organismo, reconocen que el número de movimientos telúricos “es un poco alto”.
Segovia destaca que aunque no son sismos grandes se debe tomar en cuenta que los epicentros son superficiales (unos 12 km de profundidad) y están ocurriendo bajo centros poblados. Eso trae preocupación.

“Existe alarma. La gente de Urcuquí está asustada y con razón”, dice la sismóloga.

Publicidad

Los tres técnicos refieren que la situación de Urcuquí se da por una reactivación de la falla geológica El Ángel-Mira-Otavalo, en territorios de Carchi e Imbabura. Esta causó el terremoto de Ibarra, en 1868.

En el caso de Pomasqui y el norte de la capital tienen su origen en la falla de Quito. Las fallas son zonas de contacto entre dos bloques de corteza terrestre, como dos ladrillos, que se friccionan, se mueven y rompen. Si continúa la presión tectónica, por la liberación de energía, puede mover todo, montarse el uno sobre otro y ocurrir un gran sismo.

Publicidad

Si bien hay señales de liberación de energía, la ciencia no permite anticipar la ocurrencia de un terremoto, indica Hugo Yépez. Por eso recomienda que la población debe estar preparada.

La prevención y socorro, en caso de un desastre, están a cargo de la Defensa Civil. Aníbal Salazar,  director (e) del organismo, sostiene que en estos días se capacita a los habitantes de Urcuquí y zonas aledañas de Imbabura, entre ellos Tulia Cazar, de Tapiapamba, quien -dice- identifica las señales previas de un sismo.

También se labora en Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Azuay y Chimborazo.

Salazar dice que se enseña cómo actuar ante un posible evento,  se instruye a las personas a dónde  acudir  y cómo protegerse en estos casos. Los miembros de cada comité provincial elaboran y revisan los planes de contingencia para  aplicar en las áreas estratégicas como agua, comunicaciones, socorro, albergues, hospitales, entre otros.

Publicidad

Esta es la segunda reactivación sísmica que enfrenta nuestro país en lo que va del año. En enero, la zona costera de Manabí soportó un enjambre de temblores, algunos de los cuales superaron los 6 grados de magnitud, pero con epicentros ubicados a 120 km al interior del Pacífico. Estos estaban relacionados por el roce entre las placas de Nazca y del Pacífico.
En aquella ocasión, en un mes se dieron alrededor de 400 réplicas.

La preocupación en Manabí subsiste. La Defensa Civil sigue dictando charlas y mantiene un convenio con los ministerios de Educación, Información y Turismo y Childrens Internacional, para difundir consejos sobre el tema en las entidades educativas y  medios de comunicación.

TELÚRICOS

SACUDIDA
Un sismo es una fuerte sacudida de la tierra, originado por la liberación de energía interna y la interacción o roce entre sí de las placas tectónicas que conforman la corteza terrestre.

MEDICIÓN
Se realiza por dos escalas. La de Richter, que se representa en grados y va del 1 al 9, se basa en la cantidad de energía liberada en el foco del sismo, conocido como epicentro. La escala de Mercalli toma en cuenta los daños para determinar la magnitud.

EVENTOS
El Instituto Geofísico registra más de diez sismos diarios como promedio en estos días en todo el país. Sin embargo, solo reporta los que pasan los 3,5 grados Richter. Cuando un movimiento pasa los 7 grados se considera un terremoto.

RECOMENDACIONES
Si está dentro de una edificación, protéjase bajo un mueble resistente, aléjese de las ventanas y objetos que puedan caer. Si está en la calle, acuda a una zona alejada de postes, árboles, edificios u otros elementos que puedan desplomarse y causar daño.

PROVISIONES
Para la emergencia, cada familia debe tener a la mano un botiquín portátil, aparte de una radio, linterna con pilas, agua embotellada, alimentos enlatados, fósforo y velas.