A mayores expectativas económicas puede aspirar el país por la venta de piña a EE.UU.,  Europa (exenta de arancel) y Chile a corto plazo.

La expansión acelerada de su cultivo en sectores del subtrópico ecuatoriano (7.000 ha) y la necesidad de capacitar e integrar a los productores nacionales, son el reflejo de una demanda mundial del producto en fresco que crece más rápido que las exportaciones, 6,54% frente al 4,68% por año.

Eso evidenció el I Seminario Internacional de la Piña, iniciativa de Bayer CropScience que acogió indicaciones técnicas de tres especialistas en el manejo del cultivo, nutrición y fertilización, maduración, clima y suelos, plagas, tratamientos poscosecha, mercadeo, entre otros temas atendidos por ellos en el mayor país exportador, Costa Rica.  
  
“Asistió personal de los grupos más grandes: Evans, Dole, Noboa, y hubo apertura al intercambio de sistemas de manejo, rompiéndose el hermetismo en compartir experiencias locales, y trataremos de darle continuidad con temas más puntuales”, indicó Marlon Cevallos de la compañía organizadora. Aquí, dijo,  los piñales  se desarrollan aceleradamente en  Santo Domingo, Quinindé y Quevedo.

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Son cuatro países los que abastecen el 99% de las importaciones americanas, y de ese mercado Ecuador pellizca menos del 8% hasta ahora, ubicándose entre los quince principales proveedores con un estimado  de cerca de tres millones de cajas para este año.

La piñas producidas en Latinoamérica tienden a una coloración más verde aun cuando están maduras internamente.

Ernesto Páez, gerente de campo del grupo Evans, explicó que de la fruta que llega sin estropeo a la empacadora y todo el año, el 70% va al exterior,  10% a la industria enlatadora y el 20% de rechazo  queda para el mercado local. El costo por caja  es de $ 3,5 y el precio de venta actual es  $ 5.