El problema se debe a que hay  una nueva vía y los carros que van a la Península ya no pasan por allí.

Para Gloria Navas el fruto de sus más de veinte años de trabajo y fama están a punto de desmoronarse. A otros ya les sucedió.

Ella es  dueña del restaurante El Chivo Erótico, local de venta del tradicional plato, conocido de la localidad: el seco de chivo. En el amplio salón de su negocio, el espacio sobra. Solo hay una mesa con cinco sillas y “eso es mucho” -dice- para la cantidad de clientes que la visitan desde hace cuatro meses. El acondicionador de aire está apagado y vacía la nevera.

El problema  es que con los trabajos de ampliación de la vía a la Costa, los viajeros ya no pasan por esta parroquia del cantón Santa Elena, sino que siguen de largo por el by pass que está a unos 500 metros de la antigua carretera.

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La difícil situación empezó, según afirman Navas y otros comerciantes de la zona, a fines de abril pasado, cuando trabajadores de la constructora Verdú, encargada de la ampliación de ese tramo, dañaron la antigua calle de ingreso a la población con la finalidad de que los automotores transiten  por la nueva vía en el sector de Colinas de Zapotal.

Los 2 mil habitantes, aproximadamente, de esta localidad dicen no tener hasta ahora una respuesta sobre los motivos por los que se dañó la vía.

La calle principal de Zapotal permanece desierta todo el día. Los pocos negocios que abren sus puertas no tienen clientes. Y por si fuera poco hasta las luminarias del alumbrado público ya no funcionan. Su realidad se asemeja a un pueblo fantasma.

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Navas y Ana Bravo, dueña del restaurante Betito, comentan que antes vendían hasta 100 platos de seco de chivo al día y ahora, a veces,  no venden ni uno. Les toca entonces repartir la comida a su familia.

Luisa Reyes, propietaria de una despensa, tiene sus vitrinas vacías. “Ya ni me compran arroz los restaurantes”.

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Quienes están a punto de experimentar la extinción son los antiguos vendedores de chocolatines y cocadas. De los 40 comerciantes que había antes, ahora hay menos de diez; pero van a Progreso o Playas a expender sus productos.

Uno de ellos es Alfredo Eugenio, con 30 años dedicado a esta actividad y ya está pensando en retirarse.

A causa de la crisis, los trabajadores de Zapotal han emigrado. Unos se han dirigido a trabajar en las haciendas de la zona de El Azúcar y otros han viajado a Guayaquil para laborar como obreros.

 Unos diez negocios (cabañas) han sido levantados por donde pasa la nueva carretera, pero las ventas son bajas, porque los conductores ya no paran en el lugar.

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Los afectados  aseguran que  han remitido oficios a la Prefectura, Gobernación del Guayas y la constructora para que les habiliten la vía, pero   aún no han recibido respuesta.

Dicen sentirse abandonados por sus clientes y por los transportistas que ya no pasan por sus añejas calles, donde antes todo era bullicio y ahora es silencio.

10  RESTAURANTES
de los 40 que había en Zapotal se han pasado ahora a la nueva vía para poder vender sus platos, especialmente el más tradicional de la zona: el seco de chivo.

120 DÓLARES
Esa cantidad ganaban antes los negocios de la zona. Actualmente en ciertos días solo hacen 5 dólares. Los dueños de los locales han tenido que despedir a los empleados.

91 KILÓMETROS
separan a la parroquia Zapotal de Guayaquil. Esta localidad, perteneciente al cantón  Santa Elena, tiene 2 mil habitantes en la cabecera parroquial, la mayoría dedicados al comercio.