El procesamiento y detención de la esposa del ex dictador chileno Augusto Pinochet (1973-1990), Lucía Hiriart, y de su hijo menor, Marco Antonio, asestó el golpe más duro a la familia del retirado militar, que durante años detentó un poder casi omnipotente.
“Esto fue como un balazo en la cabeza”, dijo el miércoles el mayor de los cinco hijos del ex dictador, Augusto Pinochet Hiriart, al visitar a su madre, que ayer recobró su libertad, previo al pago de una fianza de 3.800 dólares.
Hiriart pasó la noche recluida en el Hospital Militar donde llegó el miércoles aquejada de un alza en su presión arterial, motivada por la orden de prisión que dictó el juez Sergio Muñoz, según allegados.
Publicidad
Marco Antonio permanece en la Cárcel de Capuchinos, en el centro de Santiago, después de que la Corte de Apelaciones le negó la libertad bajo fianza, por considerarlo como “un peligro para la sociedad”.
“Me parece un exceso”, dijo el abogado de Marco Antonio, Luis Pacull, sobre la resolución que le negó la libertad.
La esposa del ex dictador y su hijo fueron acusados por el juez Muñoz como cómplices de fraude tributario, cometido para encubrir las millonarias cuentas bancarias secretas que mantuvo Pinochet en el exterior, con depósitos que superan los $ 17 millones.
Publicidad
Pinochet, en un comunicado público, asumió toda la responsabilidad. “Si a alguien quieren encarcelar, enjuiciando a una parte de la historia de Chile, que sea a mí y no a inocentes”, dijo.
Pinochet no ha sido enjuiciado en este caso porque está protegido por un fuero especial que le concedió el Congreso, después de reconocerle su calidad de ex presidente.
Publicidad
El juez Muñoz, no obstante, aprobó su desafuero por este caso, en una resolución de la Corte de Apelaciones hace dos meses, pero que debe confirmar la Corte Suprema.