Diez extranjeros "que constituyen una amenaza para la seguridad nacional" fueron arrestados el jueves en Gran Bretaña y podrían ser expulsados, confirmando que "las reglas del juego cambiaron" tras los atentados de Londres, tal como advirtió el primer ministro Tony Blair.
"En virtud de mi poder para expulsar a los individuos cuya presencia en Gran Bretaña no es deseable por razones de seguridad nacional, los servicios de la inmigración detuvieron a 10 residentes extranjeros que, estimo, constituyen una amenaza para la seguridad nacional", declaró el secretario del Ministerio del Interior (Home Office) Charles Clarke, en un comunicado.
El ministro no precisó la identidad de las personas arrestadas ni los países hacia los cuales podrían ser expulsadas.
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Aunque tampoco relaciona directamente estas detenciones con los atentados del 7 y 21 de julio, reivindicados por la red Al Qaeda, no cabe duda que esta operación se dirige contra los extremistas islamistas.
Según varias fuentes de la AFP en los medios islamistas en Londres, corroboradas por la prensa británica, la redada tendría como principal objetivo a Abu Qatada, supuesto jefe espiritual de Al Qaeda en Europa y cerebro del "Londonistan", el islam radical británico.
"Sí, puedo confirmar que Abu Qatada fue detenido esta mañana, ocurrió a las 6 de la mañana", declaró a la AFP Yasser al-Serri, que dirige el Observatorio islámico, un organismo que difunde informaciones sobre los arrestos y proceso judiciales contra los islamistas en el mundo.
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Palestino de origen jordano, Abu Qatada, 44 años, fue arrestado en octubre de 2002. Detenido durante más de dos años en la prisión londinense de alta seguridad de Belmarsh, fue liberado el 11 de marzo y puesto en arresto domiciliario.
De confirmarse la detención de Abu Qatada, los tres líderes del "Londonistan" se encontrarían ahora en la cárcel o fuera del territorio.
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Abu Hamza al Masri, ex imam de la mezquita salafista londinense de Finsbury Park, está preso en la cárcel de Belmarsh desde el mes de mayo.
Omar Bakri Mohammed, 46 años, de origen sirio y nacionalidad libanesa, se fue, por su parte, de Gran Bretaña el fin de semana pasado, oficialmente de vacaciones al Líbano.
El primer ministro Tony Blair había anunciado el viernes pasado medidas más radicales para luchar contra el extremismo religioso y los predicadores de odio, explicando que "las reglas del juego cambiaron" tras los atentados de Londres (56 muertos el 7 de julio, ninguna víctima el 21).