Cuatro meses después de su elección como papa, Benedicto XVI intentará, a los 78 años, conquistar durante las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ), en su Alemania natal, el corazón de los jóvenes católicos del mundo que adoraban a su predecesor Juan Pablo II.
Difícil tarea para un intelectual, teólogo de altos vuelos, reconocido como tal tanto por sus amigos como por sus adversarios, que fue elegido por sus homólogos cardenales al trono de San Pedro en el tiempo récord de 24 horas.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) dijo ayer que enviará un avión espía para ayudar a proteger al Papa durante su visita.
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Benedicto XVI planea asistir a un evento en conmemoración del Día Mundial de la Juventud, que se llevará a cabo en esa ciudad alemana entre el 18 y el 21 de agosto.
Tiene previsto reunirse con los líderes espirituales judíos y musulmanes para demostrar la importancia del diálogo interreligioso ante el recrudecimiento de los fanatismos.
El Vaticano ha dejado claro que la iniciativa de visitar la sinagoga de Colonia –el 19 de agosto– y el encuentro con los musulmanes –al día siguiente– ha sido del propio papa Benedicto XVI.
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La visita a la sinagoga –la más antigua de Alemania– por un pontífice alemán que creció durante el régimen nazi que puso en práctica la exterminación de los judíos tiene un gran simbolismo.