Me refiero al artículo de Emilio Palacio, ‘Viviendo en el pasado’, del 31 de julio.

La mora total del Fondo de Reserva es de algo más de 16 millones de dólares,  de los cuales 10,13 millones corresponden al sector privado. Esta mora apenas representaría alrededor del 1,4% de los aproximadamente US$ 750 millones en que se ha estimado el total de los fondos de reserva, índice que es menor a los indicadores de morosidad que tienen empresas como las telefónicas y las de electricidad. Además, el IESS tiene facultad coactiva para recaudar esas aportaciones; y puede hacer las verificaciones que la ley le franquea con el fin de asegurar que los empleadores cumplan con tales obligaciones que son ineludibles y respecto a las cuales los administradores de las empresas tanto públicas como privadas, tienen responsabilidad personal. Entonces, calificar –cayendo en generalizaciones– de “estafa voluminosa” dicha morosidad, es una exageración que no tiene justificación objetiva.

Tan grave como lo anterior es sostener que el reclamo que algunos dirigentes de varias cámaras de la producción formulamos por el despropósito de devolver el fondo de reserva, tiene como motivación “resguardar” a aquellos empresarios que no han cumplido con la obligación de depositario, y que “ahora serán pillados en falta”. Esta especulación del señor Palacio repite la práctica de ciertos políticos de descalificar a quienes no comparten sus opiniones; práctica que el articulista varias veces ha criticado.

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No obstante lo indicado, cabe dejar una vez más en claro, que la Cámara de Industrias de Guayaquil siempre ha demandado que las empresas e instituciones del sector público procedan a cobrar sus acreencias y jamás ha propiciado ni la evasión ni la elusión de las mismas.

Comparto con el señor Palacio su planteamiento de que en el Ecuador no se puede seguir viviendo en el pasado. Precisamente uno de los viejos cliché del pasado –sistematizado por la ideología marxista– consiste en dividir al mundo en explotadores y explotados, para ubicar en uno u otro bando a aquellos que la buena o mala voluntad de quien así los califica, se crea con derecho a situar.

Ing. Alberto Dassum Aivas
Presidente de la Cámara de Industrias de Guayaquil
Guayaquil